PARA LA VOZ

Contra el materialismo vulgar (I)

Recibe cada mes los artículos de Para la voz de forma gratuita.

FILOSOFÍA, HISTORIA

Contra el materialismo vulgar (I)

03/03/2023
16 min.

I. Algunos principios de la concepción materialista de la historia

La crítica más o menos explícita por parte de los clásicos del marxismo contra los materialistas vulgares fue infatigable. Como se comprueba a continuación, este tipo vulgar de materialismo se caracteriza por ignorar o prescindir de los progresos alcanzados por Karl Marx y Friedrich Engels en su concepción materialista de la historia. Además, es importante advertir que la vulgaridad en el materialismo no se restringe temporalmente a un periodo histórico pasado, sino que, por el contrario, esta es una forma de pensamiento que conserva plena vigencia de acuerdo a un gran número de materialistas (incluidos presuntos marxistas) que consciente o inconscientemente la ejercitan en la actualidad.

En palabras de Engels,Revolución y contrarrevolución en Alemania, en Obras escogidas en tres tomos, Ediciones Tinta Roja y Editorial Revolución, 2022, t. I, pp. 455 y 456.1 en esencia, el materialismo vulgar es el mismo que aquel desarrollado en el siglo XVIII en Francia «y que en la mayor parte de los casos no le lleva más ventaja que la de poseer un material de ciencias naturales… más abundante». A diferencia de la concepción materialista de la historia de Marx y Engels, el viejo materialismo se basa en la «manera metafísica de discurrir, hasta caer en la extrema vulgaridad» (la cursiva es mía); una idea en la que Engels insistía: «la angosta mentalidad filistea de los tiempos prekantianos vuelve a presentársenos, reproducida hasta la más extrema vulgaridad, en Büchner y Vogt; y hasta el propio Moleschott» (la cursivas son mías). A propósito de Moleschott, en un segundo artículo dedicado al problema de lo ideal criticaré su vulgar concepto de pensamiento (a saber, «el cerebro segrega pensamiento»). En adelante, sin embargo, me propongo esclarecer la distinción más fundamental entre el materialismo vulgar y la concepción materialista de la historia (esto es, el materialismo marxista). Para ello, es preciso explicar en qué consiste el modo de producción social.

1. La materia natural y social

Es un punto de partida común a los marxistas el reconocimiento de que Karl Marx y Friedrich Engels constituyeron un «sistema de ideas»,V. I. Lenin se refiere al sistema de ideas marxista como «el sistema de las ideas y la doctrina de Marx» (Carlos Marx, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, p. 28). 2 cuyos momentos fundamentales son 1) la filosofía materialista y dialéctica, 2) la crítica a la economía política y 3) la política socialista.Antonio Labriola, Socialismo y Filosofía, Madrid, Alianza Editorial: 1969 [1899], p. 47. Posteriormente, esta tesis fue popularizada Karl Kautsky, en 1907 (Las tres fuentes del marxismo. La obra histórica de Marx); y, después, por V. I. Lenin, en 1913 (Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo).3 Sin perjuicio de que dicho sistema de ideas contenía, además, «otros muchos aspectos del pensamiento de los que se habla menos», tales como la «ética» o la «estética».Rafael Pla León, El cuerpo teórico del marxismo, ER Edithor, Quito: 2003, p. 17.4 Asimismo, tras la primera aparición del campo socialista, se podría añadir una larga lista de nuevas ciencias y disciplinas integradas en el sistema de ideas marxista, tales como el derecho, la pedagogía, el urbanismo, la lingüística, etc. Ahora bien, entre tantas formas de expresión del marxismo, para el propósito de esta crítica nos conviene centrarnos en el análisis de su fundamento materialista.

En primer lugar, el húngaro Georg Lukács demostró en su célebre Historia y conciencia de claseGeorg Lukács, Historia y conciencia de clase, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales: 1970 [1923], pp. 35-39; disponible aquí.5 que el núcleo del marxismo consiste en la unidad del materialismo y la dialéctica: «la dialéctica materialista». Así, según Lukács, el marxismo recto u «ortodoxo» es solo aquel que emplea el «método» dialéctico y materialista, a saber, la concepción materialista de la historia. Por lo tanto, esta «ortodoxia» —contrariamente a lo que se pueda malinterpretar por el término— no conlleva la asunción previa de ninguna tesis (ya sea política, económica, etc.) que no se haya obtenido de la estricta implementación de dicho método.

Para analizar el momento materialista del método dialéctico de Marx y Engels, es necesario reparar en que «la esencia… del materialismo consiste en el reconocimiento de que la realidad objetiva existente es independiente del conocimiento humano».É. V. Iliénkov, La dialéctica leninista y la metafísica del positivismo, p. 175. Además, el propio Iliénkov pone énfasis en que, en primer lugar, debemos entender el conocimiento humano como conciencia social y no directamente como conciencia individual.6 Lo que significa que la conciencia «es siempre un reflejo de la realidad; el reconocimiento explícito o implícito de esta idea constituye la característica distintiva de todas las formas históricas de materialismo». Rubén Zardoya, La producción espiritual en el sistema de la producción social, p. 8; disponible aquí. Además, como se examina en el segundo artículo de esta serie, la teoría del reflejo no implica reducir la gnoseología a una simple relación objeto-sujeto, en la que el sujeto adquiera una función pasiva, sino que incluye el momento activo de lo ideal (las formas de producción espiritual).7 No obstante, los materialistas vulgares no tendrían nada que objetar contra estas afirmaciones; por consiguiente, es importante señalar que llegados a este punto no es posible dar con la diferencia específica del materialismo marxista. Para ello, debemos examinar el concepto de materia.

Podemos pensar en la materia, en primer lugar, desde el punto de vista de la naturaleza (cuerpos, relaciones y totalidades). Friedrich Engels Dialéctica de la naturaleza, Editorial Grijalbo, México D. F.: 1961 [1873-1883], § «Formas de movimiento de la materia. Clasificación de las ciencias» (pp. 207-219); disponible aquí.8 nos ofrece a este respecto muchas valiosas enseñanzas sobre la materia; podríamos mencionar, por ejemplo, que la materia es absoluta y posee una fuerza activa intrínseca, es decir, no está constituida por objetos unilateralmente pasivos. Además, con relación a la materia, Engels propone diferenciar entre una serie de «formas fundamentales de movimiento»: la mecánica (traslación o desplazamiento), la física (transformación molecular), la química (transformación atómica), la biología (transformación orgánica). Claro está, esta clasificación es tan solo un esbozo incompleto que ni pretende ni podría dar cuenta de otras muchas formas de movimiento fundamentales que las ciencias han logrado diferenciar desde entonces. No obstante, a partir de estos planteamientos, para la correcta comprensión del objeto de investigación de una ciencia determinada, es extremadamente importante tener presente la crítica de Engels a los reduccionistas (en especial, a los mecanicistas), que se reproduce a continuación: «Los naturalistas consideran siempre el movimiento» es reducible al movimiento mecánico; pero esta idea «entorpece mucho la clara concepción de los procesos… Esto no quiere decir que cada una de las formas superiores de movimiento no se halle siempre y necesariamente unida a un movimiento realmente mecánico… Pero la presencia de estas formas accesorias no agota nunca la esencia de la que en cada caso es la forma principal» (la cursiva es mía). Al final de este artículo, retomaremos esta crítica al reduccionismo.Ibíd., p. 211.9

Cierto, todas estas tesis que explica Friedrich Engels sirven para ilustrar posibles desarrollos del materialismo en lo que respecta a la naturaleza; pero si avanzáramos solamente en esta dirección no dejaría de perseguirnos el espectro del materialismo vulgar. Para dejarlo atrás, en definitiva, es una necesidad explorar el aspecto social de la materia. Por esta razón, en la misma obra, Engels también señala otro género de materialidad muy distinto a los anteriores. No se trata ya de una materia meramente natural, sino de una materia tanto natural como social: La «producción social» es «la actividad histórica más esencial de los hombres, la que ha elevado al hombre de la animalidad a la humanidad y que constituye la base material de todas sus demás actividades, la producción para satisfacer sus necesidades de vida» (la cursiva es mía).Ibíd., p. 16.10

Por fin, hemos dado con la el tipo de materia que permite escindir el campo de los marxistas del campo de los materialistas vulgares. Ahora bien, ¿qué significa exactamente eso de «base material»? El propio Engels ofrece una respuesta consecuente recurriendo a la definición clásica de materia: la base material consiste en «una serie de fases y etapas de desarrollo peculiar e independiente de la voluntad y los actos de los hombres y que incluso dirige esta voluntad y estos actos».Ibíd., p. 38.11

Lo cierto es que Marx y Engels investigaron este asunto mucho antes, y comenzaron a concretar su método en La ideología alemana.Parece ser que este primer capítulo fue editado originalmente por Kautsky a partir de los manuscritos originales de Marx y Engels. Con posterioridad, distintas instituciones han reelaborado el primer capítulo, con distinto orden. Las referencias que incluyo en este trabajo son de la edición soviética.12 En esta obra clásica, se refieren a la producción social, entre otras, con los siguientes términos: «base material», «condiciones materiales», «fuerzas materiales», «poder material», «relación material», «vida material». Además, en todos estos casos, contraponen la materialidad social a la «actividad espiritual». Fijémonos, por ejemplo, en la oposición entre lo material y lo espiritual (lo cultura, lo ideal) con relación a la producción ideológica: «La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritualLas ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes» (la cursiva es mía).Por cierto, no deben confundirse las categorías sociales de materia vs. espíritu con las categorías lógicas aristotélicas de materia vs. forma. En este último sentido, la materia es la indeterminación o la posibilidad, mientras que la forma es esencial porque determina la materia (Metafísica, de Aristóteles). Para evitar posibles confusiones, adviértase que Marx conoce y utiliza ambos pares categoriales, que en absoluto son intercambiables.13

2. Cuatro aspectos materiales de la formación social

En La ideología alemana, Marx y Engels emprenden la colosal tarea de criticar las fuerzas materiales y sociales que rigen la voluntad y la conciencia de las sociedades.«3. Relaciones históricas primarias, o aspectos básicos de la actividad social: producción de medios de subsistencia, creación de nuevas necesidades, reproducción del hombre (la familia), relación social, conciencia» (L. Marx y F. Engels, La ideología alemana, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, cap. 1).14 Para ello, elaboran la concepción materialista de la historia; cuyo concepto de materia consta de cuatro aspectos. Además, «no deben considerarse como… peldaños distintos, sino sencillamente como eso, como… aspectos o, para decirlo de modo más comprensible a los alemanes, como… “momentos” que han coexistido desde el principio de la historia y desde el primer hombre y que todavía hoy siguen rigiendo en la historia»:

  1. Comienzan por el siguiente punto de partida: «para vivir hacen falta ante todo comida, bebida, vivienda, ropa y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma… que lo mismo hoy que hace miles de años, necesita cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres».Ibíd., p. 33.15 Por eso, el primer momento en la comprensión de una formación social, «en toda concepción histórica, es observar este hecho fundamental en toda su significación y en todo su alcance y colocarlo en el lugar que le corresponde… dar a la historiografía una base material, al escribir las primeras historias de la sociedad civil, del comercio y de la industria».Ibíd., pp. 32 y 33.16
  2. El avance en la comprensión de la sociedad exige esclarecer un segundo momento: «Lo segundo es que la satisfacción de esta primera necesidad, la acción de satisfacerla y la adquisición del instrumento necesario para ello conduce a nuevas necesidades, y esta creación de necesidades nuevas constituye el primer hecho histórico».
  3. El siguiente momento es vital para entender las relaciones entre los sexos: «El tercer factor que aquí interviene desde un principio en el desarrollo histórico es el de que los hombres que renuevan diariamente su propia vida comienzan al mismo tiempo a crear a otros hombres, a procrear: es la relación entre marido y mujer, entre padres e hijos, la familia. Esta familia… pasa a ser… una relación secundaria y tiene, por tanto, que tratarse y desarrollarse con arreglo a los datos empíricos existentes».
  4. «La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación» es tanto natural (o biológica) como social, en tanto que exige «la cooperación de diversos individuos» [relaciones de producción]. Marx y Engels superan así, mediante el concepto de producción, el dualismo naturaleza-sociedad. Por este motivo, Labriola denomina a su filosofía «filosofía de la praxis…, que es la filosofía inmanente a las cosas sobre las cuales filosofa. De la vida al pensamiento… Del trabajo, que es un conocer haciendo, al conocer como teoría» (A. Labriola, Socialismo y Filosofía, p. 86).17

Para ejemplificar este concepto cuádruple de materia social, podemos introducir la crítica marxista de la familia: Para empezar, no es posible deducir ni que las formas históricas de la familia surjan como resultado del aparente autodespliegue de la cultura (idealismo) ni que tampoco sean el simple efecto sobre la sociedad de ciertas causas materiales en su aspecto natural: el sistema reproductor, el cerebro, el medio ambiente, etc. (materialismo vulgar). Por oposición a estos métodos de conocimiento, la concepción materialista de la historia permite criticar a la familia como a cualquier otro momento de la división social del trabajo que, en específico: (I) forma parte de la producción material de la sociedad, (II) está orientada por las necesidades de la producción social, (III) es una relación secundaria de la producción material que permite la procreación, cuyo análisis particular devela: (IV) un momento natural ligado a la reproducción de la especie y, al mismo tiempo, otro momento social en virtud de unas relaciones de producción determinadas.

3. El fundamento de la producción material

«Lo verdadero es el todo. Pero el todo es solo la esencia que se acaba y completa a través de su desarrollo».

—Friedrich Hegel (Fenomenología del Espíritu)

Karl Marx entendió a la perfección que «la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales» (tesis VI sobre Feuerbach). K. Marx, Tesis sobre Feuerbach, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, p. 18.18 LukácsG. Lukács, Historia y conciencia de clase, cap. 1.19 concluyó en este mismo sentido que un examen verdaderamente consecuente de cualquier fenómeno social debe partir del esclarecimiento de aquella esencia social que crea y subordina todas las formas sociales a una única totalidad social; solamente así es posible hallar el concepto de la totalidad histórica en general y de un fenómeno social en particular. Es decir, la comprensión teórica de la esencia (base material) de la totalidad social se revela como previa a, por ejemplo, la investigación de cualquier forma de producción ideológica, como el derecho o la religión. Esto es lo que se conoce como el método monista de conocimiento. Aunque el monismo concreto que Marx despliega en El capital no pretende deducir todos los fenómenos del universo de un solo principio o substancia; por el contrario, él teorizó que el modo de producción capitalista contiene su propio fundamento: la producción de plusvalía. De este modo, Marx rompe con las tradiciones monistas especulativas.20

Expresado con otras palabras, al estudiar los fenómenos sociales, debemos «esclarecer el fundamento que los conecta al interior de una totalidad y permite estudiarlos como manifestaciones diversas suyas».Rubén Zardoya, La filosofía burguesa posclásica, La Habana: 2000, p. 74; disponible aquí.21 En concreto, este fundamento (o «substancia») de la totalidad social «es un modo específico de producción material».Ibíd., 19.22 Por lo tanto, el primer paso en la comprensión de los fenómenos culturales consiste en desvelar ese «fundamento», esencia o substancia elemental de la formación social que, de nuevo, consiste en el modo de producción social.

Sobre el desarrollo torcido de esta idea, el propio Friedrich Engels criticó la pretensión de algunos materialistas vulgares de reducir el conjunto de las relaciones sociales al aspecto económico de la formación social. Por eso, nunca está de más recordar su reveladora advertencia: «según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda…»; existen otros factores en la historia, apunta Engels, «hasta la tradición, que merodea como un duende en las cabezas de los hombres». Friedrich Engels, Carta a Joseph Bloch, en Obras escogidas en tres tomos, t. III, Progreso, Moscú: 1971 [1890], pp. 514-516; disponible aquí.23

Évald Iliénkov Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, ER Edithor, Quito: 2017 [1958]), cc. 1 y 2.24 desarrolló esta idea con una precisa distinción entre el reduccionismo de los materialistas vulgares y la deducción materialista de Marx y Engels. Por un lado —como se comentó anteriormente a propósito de los mecanicistas—, la forma más simple de reduccionismo es aquella pretensión filosófica que aboga por reducir todas las cualidades realmente existentes a un único nivel cualitativamente indiferenciado (mecanicismo, fisicalismo, biologicismo…); por ejemplo, al afirmar que nuestra personalidad depende de nuestra raza o de nuestra genética, en tanto y cuanto no se toman en cuenta las condiciones sociales (históricas) a las que realmente podemos atribuir la producción de la personalidad. Otro posible ejemplo —que consiste en un caso particular del anterior— es el tratamiento peregrino de las ideas de lo femenino y lo masculino cuando estas se derivan exclusivamente de las propiedades físicas (fisicalismo) o biológicas (biologicismo) de cierto individuo o de su medio natural de existencia.

Por contra, la deducción materialista aboga por que la formación social debe estudiarse a partir de un único principio —que existe realmente y en teoría: el modo de producción material— en cuyo automovimiento se alcanzan y subordinan una serie de formas cualitativamente distintas que se integran así en una sola totalidad histórica —internamente diferenciada en cualidades y cantidades distintas—, cuyos límites se corresponden con el máximo desarrollo de su principio elemental (base material, substancia). Por ejemplo, la formación social capitalista y todas sus formas, que existen como metamorfosis y desarrollo de la ley de la plusvalía (a saber, la ley fundamental del capital). La diversidad de este todo social se debe a su unidad, que se trata, por tanto, de un universal concreto: la materia social.

En conclusión, la comprensión de la producción material de la sociedad constituye el principio teórico de toda investigación concreta de la historia. En el segundo y último artículo de esta serie, cuya publicación está prevista para abril, se examinará especialmente el momento de la cultura en su relación la materia social.

Notas:

  1. Revolución y contrarrevolución en Alemania, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, pp. 455 y 456.
  2. V. I. Lenin se refiere al sistema de ideas marxista como «el sistema de las ideas y la doctrina de Marx» (Carlos Marx, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, p. 28).
  3. Antonio Labriola, Socialismo y Filosofía, Madrid, Alianza Editorial: 1969 [1899], p. 47. Posteriormente, esta tesis fue popularizada Karl Kautsky, en 1907 (Las tres fuentes del marxismo. La obra histórica de Marx); y, después, por V. I. Lenin, en 1913 (Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo).
  4. Rafael Pla León, El cuerpo teórico del marxismo, ER Edithor, Quito: 2003, p. 17.
  5. Georg Lukács, Historia y conciencia de clase, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales: 1970 [1923], pp. 35-39; disponible aquí.
  6. É. V. Iliénkov, La dialéctica leninista y la metafísica del positivismo, p. 175. Además, el propio Iliénkov pone énfasis en que, en primer lugar, debemos entender el conocimiento humano como conciencia social y no directamente como conciencia individual.
  7. Rubén Zardoya, La producción espiritual en el sistema de la producción social, p. 8; disponible aquí. Además, como se examina en el segundo artículo de esta serie, la teoría del reflejo no implica reducir la gnoseología a una simple relación objeto-sujeto, en la que el sujeto adquiera una función pasiva, sino que incluye el momento activo de lo ideal (las formas de producción espiritual).
  8. Dialéctica de la naturaleza, Editorial Grijalbo, México D. F.: 1961 [1873-1883], § «Formas de movimiento de la materia. Clasificación de las ciencias» (pp. 207-219); disponible aquí.
  9. Ibíd., p. 211.
  10. Ibíd., p. 16.
  11. Ibíd., p. 38.
  12. Parece ser que este primer capítulo fue editado originalmente por Kautsky a partir de los manuscritos originales de Marx y Engels. Con posterioridad, distintas instituciones han reelaborado el primer capítulo, con distinto orden. Las referencias que incluyo en este trabajo son de la edición soviética.
  13. Por cierto, no deben confundirse las categorías sociales de materia vs. espíritu con las categorías lógicas aristotélicas de materia vs. forma. En este último sentido, la materia es la indeterminación o la posibilidad, mientras que la forma es esencial porque determina la materia (Metafísica, de Aristóteles). Para evitar posibles confusiones, adviértase que Marx conoce y utiliza ambos pares categoriales, que en absoluto son intercambiables.
  14. «3. Relaciones históricas primarias, o aspectos básicos de la actividad social: producción de medios de subsistencia, creación de nuevas necesidades, reproducción del hombre (la familia), relación social, conciencia» (L. Marx y F. Engels, La ideología alemana, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, cap. 1).
  15. Ibíd., p. 33.
  16. Ibíd., pp. 32 y 33.
  17. Marx y Engels superan así, mediante el concepto de producción, el dualismo naturaleza-sociedad. Por este motivo, Labriola denomina a su filosofía «filosofía de la praxis…, que es la filosofía inmanente a las cosas sobre las cuales filosofa. De la vida al pensamiento… Del trabajo, que es un conocer haciendo, al conocer como teoría» (A. Labriola, Socialismo y Filosofía, p. 86).
  18. K. Marx, Tesis sobre Feuerbach, en Obras escogidas en tres tomos, t. I, p. 18.
  19. G. Lukács, Historia y conciencia de clase, cap. 1.
  20. Aunque el monismo concreto que Marx despliega en El capital no pretende deducir todos los fenómenos del universo de un solo principio o substancia; por el contrario, él teorizó que el modo de producción capitalista contiene su propio fundamento: la producción de plusvalía. De este modo, Marx rompe con las tradiciones monistas especulativas.
  21. Rubén Zardoya, La filosofía burguesa posclásica, La Habana: 2000, p. 74; disponible aquí.
  22. Ibíd., 19.
  23. Friedrich Engels, Carta a Joseph Bloch, en Obras escogidas en tres tomos, t. III, Progreso, Moscú: 1971 [1890], pp. 514-516; disponible aquí.
  24. Evald V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, ER Edithor, Quito: 2017 [1958]), cc. 1 y 2.