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El concepto de comunismo en Iliénkov

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POLÍTICA, ECONOMÍA POLÍTICA

El concepto de comunismo en Iliénkov

06/03/2025
14 min.

Artículo liberado del «Número 2 de PARA LA VOZ: El materialismo militante de Lenin e Iliénkov». Puede adquirirse el número en físico escribiendo a contacto@paralavoz.com

Évald V. Iliénkov dejó por escrito numerosas definiciones del concepto de comunismo, aunque nunca se planteó delimitarlo conceptualmente de forma sistemática, sino que por lo general insertaba sus reflexiones parciales sobre el mismo en correspondencia con el tema principal de sus diversas obras (por expresarlo en términos que tal vez se le habrían antojado, Iliénkov escribió y delimitó un concepto de comunismo, pero jamás escribió el Comunismo). Y, simplemente, varias de estas reflexiones aisladas se reúnen a continuación con el propósito de revelar su pensamiento acerca de dicho concepto.

No obstante, la anterior apreciación, pese a no ser incorrecta, padece de un defecto insoslayable: la selección de las reflexiones directas de Iliénkov sobre el comunismo impide contemplar el verdadero alcance de su obra a propósito de la clarificación teórica de su concepto. Porque, como suele decirse, a veces los árboles no nos permiten ver el bosque. Y es que, en realidad, toda obra de Iliénkov (a excepción, si acaso, de cierta filosofía de la naturaleza), de un modo u otro, es indiferenciable del esclarecimiento del método lógico por el cual comprender la historia y organizar la práctica revolucionaria. No se trata, como podría parecer, de ningún lugar común: lo cierto es que, ya sea mediante un ensayo sobre Hegel o a través de su práctica pedagógica con niños sordociegos, la vida y obra de Iliénkov, toda ella, obedeció –de forma teórica y práctica– a la causa del comunismo. Es por ello que, en rigor, poner al descubierto todas las definiciones y matices del concepto de comunismo de Iliénkov requeriría exhibir prácticamente todo su pensamiento. A tenor de lo cual, como es natural, me he limitado a la simple selección de aquellas definiciones que, pese a no hacer plena justicia a la profundidad del pensamiento de Iliénkov, sí que permiten ilustrar algunos de los aspectos más esenciales y de mayor interés de su concepto.

I. El concepto de comunismo

Iliénkov dedica algunas de sus investigaciones más geniales a desentrañar cómo Marx –pese a su negativa inicial–, de acuerdo a un imperativo teórico y práctico, finalmente adopta el ideal comunista que se había formado previamente a lo largo de los siglos y que, una vez desarrollado el modo de producción capitalista, puede desprenderse de sus rasgos utópicos y transformarse en un concepto científico fundamental:

Solo así es que Marx pudo detectar cuáles eran los ideales que maduraban en el desarrollo de la propia vida, cuáles de los ideales existentes expresaban correctamente las necesidades del progreso social humano y cuáles de ellos pertenecían al género de las utopías irrealizables, por no corresponder a ninguna necesidad real.É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales [aunque el nombre original de esta obra es Проблема идеала в философии, es decir: El problema del ideal en filosofía] (en Marxists Internet Archive), 77. 1

A partir del momento en el que su investigación se entrelaza con dicho ideal, «el pensamiento de Marx se hizo revolucionario», no «en nombre de ideales ilusorios», sino «en nombre del comunismo […] en nombre de la grandiosa tarea que conjuga en sí el verdadero humanismo con el verdadero materialismo». Lo cual no significa otra cosa, de acuerdo a Iliénkov, que Marx consagró su vida a luchar por el establecimiento de «las condiciones más terrenales –materiales– de desarrollo, formación y actividad vital para todas las gentes y para cada persona en la tierra».Ibid., 75.2

Como se explica en este apartado, la constitución de dichas condiciones «terrenales» –no «ilusorias» ni «utópicas»– que permitan el paso al comunismo fue una de las preocupaciones teóricas y prácticas más importantes en la vida de Iliénkov, y algunas de sus reflexiones al respecto permiten exponer de forma positiva qué pensaba el filósofo soviético acerca del comunismo.

1. El comunismo tosco (o la socialización ilusoria)

Iliénkov, al igual que Marx y Lenin, parte de que el «comunismo, en las primeras etapas de su maduración histórica, en el primer estadio de la socialización de la propiedad» se ve obligado «a valerse de medios que no han sido creados por él mismo, sino por el movimiento de esa misma propiedad privada que él supera, se ve obligado a conservar aún formas de “reglamentación externa” tales como el Estado, el derecho formal que se apoya en la violencia, el dinero y demás fenómenos semejantes».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, Escuela de Cuadros (2013), publicado en 1965, 10. 3 Por lo que el naciente comunismo debe enfrentar fenómenos como «la anarquía de los intereses “privados” (locales y departamentales)», «la tendencia a la reglamentación formal-burocrática» y «muchas otras tendencias que resultan orgánicamente ajenas a la naturaleza del comunismo».Ibid., 11.4

A lo largo de su obra, en su análisis de esta primera forma de comunismo, Iliénkov vuelve una y otra vez a la definición y a la crítica del comunismo «burdo e irreflexivo», que se sostiene sobre la «ilusión» de la «transformación puramente formal [jurídica] de la riqueza material y espiritual […] en propiedad de toda la sociedad».Ibid., 5.5 El problema de este comunismo «tosco» consiste en que este presupone «un organismo impersonal que se le opone a cada uno de los individuos que lo constituyen y que tiene su personificación en el “Estado”»,Ibid., 6.6 cuya función enajenante es «la de arrebatarle al individuo, unas tras otras, cada una de sus funciones como ser actuante en beneficio de la “totalidad” anónima de las instituciones y organizaciones sociales que se encuentran fuera de él» resolviendo «la antinomia entre lo “personal” y lo “universal” por la vía del desarrollo de la propia forma de propiedad y no fuera de ella».Ibid., 9.7 Como se comprueba más adelante, esta definición del comunismo «tosco» o «ilusorio» constituye, como es lógico, la definición negativa de aquello que podríamos denominar como comunismo auténtico o «terrenal».É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 75. 8

De acuerdo a Iliénkov, esta crítica al comunismo «tosco» no es en absoluto original, ya que se encuentra por entero en las obras de Marx y Lenin, que nunca definieron «el acto de transformación de la propiedad privada capitalista en propiedad “estatal” como el objetivo superior y último del movimiento comunista, sino que lo concibieron únicamente como el primer paso (aunque fuera necesariamente el primero)» (la cursiva es mía).É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 7. «Semejante idea es inaceptable para Marx porque este presupone el derecho de Estado –como cierto monstruo impersonal– de indicar a cada individuo qué y cómo hacer eso, sin contar con sus deseos, con la razón y la conciencia. Porque prácticamente el derecho de manipular a los individuos es monopolizado por una casta de funcionarios burócratas, que imponen su poca inteligente voluntad a toda la sociedad», É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 79. 9

En consonancia con lo anterior, aún cabría preguntarse por el sentido y la razón en virtud de los cuales deberíamos aceptar que la nacionalización generalizada es «necesaria para la próxima etapa del desarrollo histórico en el proceso de la emancipación y recuperación humanas».Cita de Marx en É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 82. 10 Iliénkov ofrece una respuesta al respecto:

En primer lugar, «la nacionalización del capital industrial», al liquidar «la autonomización del valor», otorga a «la sociedad (al inicio en la persona de los órganos estatales como sus representantes)» una herramienta –un medio– que en lo posterior le resultará decisiva para lograr dirigir la economía: «la posibilidad de mirar al movimiento de los valores de uso con los ojos desnudos, y no a través de los anteojos de la forma valor que todo lo pone patas arriba».É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 59. 11 Aunque Iliénkov de forma reiterada advierte que esta herramienta o instrumento (el comunismo tosco) no es el fin que marca el ideal comunista, sino tan solo un medio; ya que, en esencia, después de realizada la nacionalización (la conversión «por vía revolucionaria de la “propiedad privada” en propiedad […] de todo el Estado y de todo el pueblo»), «se plantea ante esta sociedad la segunda mitad de la tarea», el auténtico fin del comunismo, «a saber: la tarea de convertir la propiedad social ya instituida, en una propiedad real del “hombre”, es decir, expresándolo […] con el lenguaje […] del Marx “maduro”, en propiedad personal de cada individuo».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8. 12

Con lo que respecta al comunismo tosco, por último, a tenor de la irrupción en nuestras vidas de tecnologías basadas en la llamada Inteligencia Artificial moderna, merece la pena detenerse brevemente en la idea de Iliénkov de que la implementación estatal de programas informáticos y robots –pese a que aparenten ser máquinas que «puedan hacer todo»É. V. Iliénkov, Могучий союзник в борьбе за коммунизм [Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo], Moscú: Cultura Soviética, agosto de 1960. Y añade: «Una vez […] escuché a un doctor en ciencias matemáticas que explicó al auditorio que, en principio, una máquina es capaz de hacerlo todo, y puede ocurrir que un ser humano se encuentre frente a esta máquina en la misma posición en la que un bebé se encuentra frente a nosotros, los adultos. Una máquina puede escribir poesía […]. Lo mismo ocurre con la música […] encargaron una tarea a una máquina, y esta escribió una canción pop, que es tan buena como muchas piezas pop que se interpretan en Inglaterra […]. ¿Pero podemos olvidar que la máquina es orgánicamente incapaz de cualquier creatividad? Solo “ve” y “reconoce” lo que se ha introducido previamente en su “memoria”». 13– nunca podrá reemplazar la participación de las masas educadas en la titánica tarea de organizar la producción comunista: «la cual en toda su concreción no puede abarcar un hombre aislado con su cerebro individual, aunque sea el más genial, e incluso una institución aislada, aunque esté armada de perfeccionadas computadoras electrónicas».É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 96. 14

2. La producción espiritual comunista

Para lograr la socialización real, en la visión Iliénkov los aspectos económicos del comunismo y los culturales («el ideal comunista del hombre»Ibid., 97.15) están profundamente entrelazados: «son dos caras de un mismo problema»Ídem.16. Y su argumento puede plantearse desde dos puntos de vista opuestos. Para empezar, expresado desde su aspecto negativo:

una comunidad de hombres profesionalmente limitados es orgánicamente incapaz de resolver aquella tarea que con fuerza plantea la economía ante la humanidad: la tarea de poner en marcha una dirección centralmente planificada y directamente social de las fuerzas productivas en grandes dimensiones.Ibid., 95.17

Y viceversa: solo los individuos multilateralmente desarrollados pueden organizar conscientemente el modo de producción comunista. Esta es una tesis que obedece a una razón central en el pensamiento de Iliénkov: «El comunismo se desarrolla en la dirección de la total liquidación de todas las formas “enajenadas” de reglamentación de la actividad individual»,É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 10. 18 esto es, el movimiento comunista consiste en la «eliminación de tales “cosas” mediadoras en las relaciones entre los hombres como el “dinero” o como los mecanismos especiales del poder estatal, los cuales son sustituidos por la organización de la autodirección».Ibid., 8.19

Y no cabe otra alternativa para lograr dicha «autodirección» que personas «cada una de las cuales comprenda bien tanto la tarea general como también su rol especial en su solución»;É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 100. 20 solo este tipo de personas comunistas resulta capaz «de llevar a cabo la organización de la autodirección y no necesitan ser dirigidos “desde arriba” por un aparato estatal especial que se les contraponga. Por otra parte, solo individuos de este tipo quedarán libres del control ejercido por las fuerzas ciegas» de la economía, la política, etc.É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8. 21

Y, por tanto, la «la verdadera tarea» del comunismo, desde el punto de vista del «individuo», consiste en que cada uno «asimile realmente toda la riqueza que ha sido acumulada dentro de los marcos de la “propiedad privada” (es decir, que ha sido “enajenada de él”)»Ibid., 5-6.22 para convertirse «en señor real y no nominal sobre las fuerzas productivas contemporáneas».É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 97. 23 Debe tenerse muy presente, además, que con el término «riqueza» Iliénkov en modo alguno se refiere al «conjunto de “cosas” (de valores materiales) que se poseen formalmente» a través del Estado, «sino a la riqueza de aquellas capacidades activas que se hallan “cosificadas”, “objetivadas” –y en las condiciones de la propiedad privada, “enajenadas”– en estas cosas».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 6. 24 Y solo una vez que esta «riqueza» de capacidades y aptitudes sociales se vuelve «propiedad real de cada individuo»Ibid., 6.25 –y no formal e ilusoriamente propiedad de toda la sociedad– es que, efectivamente, las personas se organizan al modo comunista.

Es preciso incidir, además, sobre un posible malentendido. Cuando Iliénkov expresa que un único individuo debe apropiarse de forma plena de las riquezas creadoras y capacitantes de toda la sociedad, en absoluto sostiene la idea de que cualquier persona debe encargarse directamente de cada uno de los asuntos y problemas que genera una sociedad. Si así fuera el caso, dicha noción de individuo se aproximaría más a la idea aristotélica de Dios: un ser omnipotente y omnisciente que, en completa autosuficiencia, no necesita de otros para alcanzar su felicidad. Pero examinemos más de cerca la idea de Iliénkov sobre la necesaria destrucción de la «división del trabajo heredada del mundo de la propiedad privada»:Ibid., 9.26

Allí, donde no hay ni siquiera una división elemental del trabajo, no hay sociedad, solo existe el rebaño vinculado por lazos biológicos y no por lazos sociales. La división del trabajo puede tener formas antagónicas clasistas, puede tener la forma de cooperación camaraderil. Pero ella siempre es una división del trabajo y nunca puede venir a ser la “identidad” de todas las formas de trabajo: el comunismo presupone no la nivelación, sino el máximo desarrollo de las particularidades individuales de cada personalidad, tanto en el dominio de la producción espiritual como en el dominio de la producción material. Cada individuo deviene aquí en una personalidad en el sentido pleno y superior de este concepto, y se debe precisamente a que los demás interactúan con este individuo que él también es una individualidad creadora sin par […]. Pero es justamente por eso que aquí cada individuo es necesario e “interesante” para todos los demás, en un grado mucho mayor que en el mundo de la división del trabajo mercantil capitalista. Los lazos sociales de personalidad a personalidad son aquí mucho más directos, sólidos y pletóricos que los lazos de la producción mercantil.É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, Quito: ER Edithor (2017), 138-139. 27

En suma, encontramos en Iliénkov una lógica idéntica a la de Marx y Lenin con relación al comunismo: Necesitamos una nueva cultura para alcanzar el modo de producción comunista, y, al mismo tiempo, requerimos de dicho modo de producción para alcanzar un desarrollo pleno de la cultura. En otras palabras, con la contradicción anterior Iliénkov reformula nuevamente la lógica del movimiento progresivo del comunismo. Aunque con ello no deberíamos pensar que Iliénkov –ni Marx o Lenin– simplemente caracteriza la economía y la cultura como medios que se retroalimentan, ni mucho menos que, según su pensamiento, el desarrollo polifacético de cada persona resulta un medio para lograr un objetivo económico. Lo cierto es que, de acuerdo con Iliénkov, el propio desarrollo humano es tanto un medio como un fin en sí mismo:

Las relaciones comunes, es decir, mutuas, se acuerdan y se concilian aquí por los propios hombres que mancomunadamente llevan a cabo la misma causa común […]. Ellos mismos distribuyen entre sí, sobre la base del acuerdo voluntario y de la discusión democrática, aquellas tareas y obligaciones particulares que se desprenden de los intereses generales […]. La gente –los individuos vivientes– se dirige aquí a sí misma. Y también a las máquinas de cualquier tipo. Pues, si vamos a formular la más profunda, la más esencial contraposición de la organización comunista de la sociedad respecto a cualquier otra, entonces esta consistiría precisamente en que el único objetivo de la actividad humana es aquí el propio hombre, y todo lo demás sin exclusión se convierte en medio, que por sí mismo no tiene significación alguna.É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 100. 28

Lo que permite a Iliénkov enunciar el principio del humanismo marxista no en términos abstractos, sino como medio para conocer el verdadero alcance logrado por el movimiento comunista, en sus múltiples dimensiones, en una etapa determinada:

El propio hombre, el individuo humano viviente, es la única medida por la cual se puede y se debe medir todo lo demás. Al hombre, pues, no se debe agregar ninguna otra medida “exterior” con relación a él, por muy bella y exacta que parezca, pues ella siempre será extraída del pasado.Ibid., 21.29

3. El comunismo, la política y el derecho

El propio movimiento del comunismo auténtico o «terrenal», en su manifestación política, «conduce a que las funciones del Estado, como aparato especial que se contrapone a la “sociedad”, sean transferidas a la sociedad misma, al colectivo de individuos que aúnan sus esfuerzos en torno a tareas comunes que han planificado directamente».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 10. 30 Dicho de otro modo, como se mostró más arriba, «la economía obliga a cada hombre a destruir desde dentro el cascarón de su profesión particular e introducirse activamente» en la producción socializada, incluso «en la [que fue] profesión de un círculo reducido de personas: la política».É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 95. 31 Por ello, la «liberación de las cadenas de la propiedad privada es resultado de la creación histórica consciente de millones de trabajadores», que deben convertirse «en hacedores directos de la política, y tanto más cuanto más avance el proceso» mediante el que «se transforman a sí mismos en la medida que ellos cambian las circunstancias que les rodean».Ibid., 96.32 Parafraseando a Marx, Engels y Lenin, Iliénkov señala que, tomando como punto de partida la nacionalización de la economía, «a la dirección de la producción debían ser arrastrados todos».Ibid., 97. Donde también parafrasea a Lenin: «El Estado deberá aprender a dirigirlo cada cocinera».33 Por lo tanto, el proceso de extinción del Estado es gradual, a medida que transfiere sus funciones a los obreros.

Sin embargo, Iliénkov señala que el derecho burgués obedece a una lógica algo distinta, en tanto en cuanto este también se extingue, pero lo hace porque «bajo el comunismo […] el derecho y el propio sistema de normas jurídicas dejarán de ser necesarios», ya que solo se producen «normas jurídicas» para aquel hecho «que objetivamente tiene necesidad de protección jurídica, es decir, demanda una sumisión forzosa de la voluntad de los individuos»;É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 179. 34 y por ello las acciones económicas o administrativas que se inserten en el movimiento comunista no constituirán, en el plano de lo ideal, fenómenos propiamente jurídicos. O, explicado desde otro punto de vista, de la totalidad de fenómenos sociales, se reducirá progresivamente el número de aquellos que a su vez constituyen fenómenos jurídicos.

4. La educación comunista

De acuerdo con el ideal verdadero del comunismo «terrenal», «la tarea de la sociedad socialista» es producir a individuos multilateralmente desarrollados o, lo que es lo mismo, «es descubrir y facilitar a todos el acceso a esta cultura» (lo que, «en primer lugar, es obligación de la escuela» y de su labor pedagógica).É. V. Iliénkov, Educación, conocimiento y pedagogía, Quito: ER Edithor (2017), 13. 35 Dicho con otras palabras, ya que debemos llamar «“normales” a estas condiciones dentro de las cuales se proporciona y asegura al individuo (tanto material como espiritualmente) todas las posibilidades de acceso a los tesoros de la cultura humana», Iliénkov define el «comunismo» sencillamente como «un programa para la creación de tales condiciones para todos».É. V. Iliénkov, Psique y cerebro (en respuesta a D. I. Dubrovsky), Quito: ER Edithor (pendiente de publicar), 14. 36

Todo lo cual está definido desde el punto de vista de la sociedad socialista, aunque, del mismo modo, «del lado del “individuo” esta tarea se plantea precisamente como una tarea de pedagogía social», debido a que el objetivo es producir el tipo de «personalidad desarrollada multilateralmente, capaz de cambiar sus tipos de actividad sin la menor dificultad y sin que estos cambios constituyan tragedias personales para ella».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8. 37

5. El arte comunista

IliénkovÉ. V. Iliénkov, Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo. 38 explica, además, la relación específica del arte con el socialismo. Sirva de introducción el sencillo eslogan que escribió en un artículo periodístico: «El arte es un fiel ayudante del Partido y del pueblo en la lucha por el comunismo».

Entrando en un plano teórico, como en el resto de las contradicciones que obedecen al movimiento comunista, los individuos imaginativos y creativos solo pueden proliferar bajo condiciones adecuadas («el principio creativo se nutre en cada ser humano de todas las condiciones de la vida social») y, a su vez, la producción comunista requiere de ese mismo tipo de personas dotadas con «el poder mismo de la imaginación, que permite ver activamente el mundo real desde un ángulo especial, creativo», y cuyas «formas más valiosas […] se desarrollan en las personas mediante el arte». Esta capacidad creativa, de nuevo, es un medio (el artista «está dictado y guiado por la tarea vital-real, al servicio de la cual […] trabaja conscientemente» «con el deseo de cambiar el mundo real de acuerdo con un elevado ideal social») y, al mismo tiempo, un fin del movimiento comunista («la actividad genuinamente humana, como enseña el marxismo, es una actividad libre, sujeta a las leyes de la belleza»).

En término, resulta del todo lógico que Iliénkov concrete el principio humanista del marxismo en dicha capacidad creativa: «El nivel de desarrollo de sus capacidades creativas es la verdadera medida de la riqueza de la sociedad».Ibid., Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo. 39

II. El comunismo en la Unión Soviética

1. La lógica del modo de producción (o universal concreto)

IliénkovÉ. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico: Cuestiones de materialismo dialéctico (en Marxists Internet Archive), 1960, 21 y 22. 40 critica a los «socialistas de derecha» (cuyos representantes más notables son «K. Renner, D. Cole y K. Kautsky») el confundir el modo de producción capitalista (en particular, su ley «de maduración de las premisas económicas del socialismo») con el «“primer estadio” de la historia del socialismo». Desde este torcido punto de partida, los socialistas reformistas niegan «la tesis de Marx acerca de que solo la dictadura revolucionaria del proletariado es capaz de poner fin al desarrollo capitalista y de esa forma dar comienzo a una fase histórica fundamentalmente nueva, el socialismo». Por lo que, de acuerdo a esos mismos socialistas de derechas, como existe «un único proceso de “socialización en general” que tiene lugar igualmente tanto en la URSS [con métodos “artificiales”] como en los Estados Unidos» (y «en ambos casos existe Estado, salario y demás»), solo queda por concluir que «entre el sistema socialista y el imperialismo existe, en esencia, poca diferencia».

La razón por la que Iliénkov critica esta interpretación es por entero central en su concepción del comunismo en la Unión Soviética. El asunto es que él distingue muy agudamente dos categorías de la lógica dialéctica: el universal abstracto y el universal concreto (cuya más pura expresión es el modo de producción). Y los socialistas reformistas, en sus condenas a la URSS, simplemente emplean el primero de ellos, el universal abstracto: «El pensamiento se orienta aquí mediante abstracciones en las que se afirma rigurosamente lo “común” a ambas fases fundamentalmente distintas de la evolución histórica. Como resultado, no se comprende correctamente ni el socialismo ni el imperialismo».Ibid., Lo lógico y lo histórico, 22. 41

Por lo tanto, para la correcta comprensión del socialismo (y del imperialismo, etc.), es preciso presentar una mínima explicación de ambas categorías:É. V. Iliénkov, Lo universal, en Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 433 y 434. 42

Por un lado, el universal abstracto no es más que la determinación (característica, nota, definición) aislada que comparten distintos objetos: «la simple igualdad de todos los fenómenos singulares» que forma una clase formal, que resulta útil para el análisis de totalidades mecánicas pero impotente (como en el ejemplo de los socialistas reformistas) para el análisis de formaciones sociales.

Por otro lado, el universal concreto (que es, ante todo, el modo de producción en su aspecto lógico) «actúa como fundamento, a partir del cual se desarrollan todos los fenómenos particulares y singulares de un sistema concreto […] y por el cual todos ellos transitan». Es decir, el universal concreto es aquello sustancial que no solo engendra todas las formas de un sistema, sino que además se metamorfosea (o transforma) y existe en ellas. Iliénkov ofrece un claro ejemplo de universal concreto: «La mercancía […] cuyo análisis completo converge con el descubrimiento de las determinaciones verdaderamente universales de todo el sistema en su integridad». En consecuencia, el universal concreto «frecuentemente puede hallarse hasta en una relación de contradicción directa» con el universal abstracto, aunque ambos se presupongan e interpenetren de formas que Iliénkov analiza con el máximo detalle en varias obras.

Iliénkov es contundente cuando afirma que debemos utilizar ambas categorías en el análisis del modo de producción, aunque en cualquier caso el propio movimiento del universal concreto debe estructurar y jerarquizar toda la investigación: «Cada formación económica singular, cada forma singular de riqueza, no solo debe ser descrita sino que debe ser entendida en calidad de modificación de una y la misma sustancia universal» o universal concreto (escribe Iliénkov, reconociendo, además, los méritos en este campo de teóricos como Spinoza y Ricardo).É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 247. 43 Es decir, Iliénkov distingue entre «estadios evolutivos histórico-concretos (en la naturaleza, en la sociedad o en el pensamiento)», y cada uno de los cuales se comprende «como un estadio para el que son características leyes específicas» que emanan de determinado universal concreto (o «“comienzo”») «cuyo surgimiento significa una fractura cualitativa en el tránsito del desarrollo universal, un “salto”, una revolución».É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 23. 44 Por lo tanto, comprender la especificidad de cada estadio de desarrollo histórico consiste, esencialmente, en revelar el universal concreto que provoca y se corresponde con su surgimiento.

No obstante, Iliénkov advierte que, mientras que Marx utilizó magistralmente la lógica dialéctica, en la URSS todavía quedaba mucho camino por recorrer:

Si la economía política del socialismo, hasta ahora, parece que fuera todavía diferente en todo (desde el punto de vista de la Lógica del desarrollo de sus conceptos, naturalmente) a El Capital, entonces esto es tan solo el indicador de que hasta ahora la misma no ha tenido tiempo de desarrollarse en el espíritu de los principios universales de la lógica dialéctica marxista.É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 45. 45

Lo que le lleva a estudiar a conciencia la obra de Marx (y de Platón, Spinoza, Kant, Hegel, Engels, Lenin, etc.) para exponer de forma positiva dicha lógica, e incluso aplicarla a problemas teóricos y prácticos de la URSS.

Por ejemplo, para estudiar el comunismo soviético, la siguiente diferenciación realizada por Iliénkov resulta elemental. Se trata de dos maneras de formar un concepto, es decir, de identificar y definir el universal concreto o, más exactamente, el modo de producción:

En primer lugar, podemos hallar modo de producción (un universal concreto) que haya crecido en el pasado y alcance de forma desarrollada el presente, en cuyo caso es suficiente con estudiar el presente para descubrirlo (como hizo Marx en El Capital con relación al modo de producción capitalista) y, una vez poseamos su concepto, es posible estudiar su historia en el pasado:

Es decir, todo el asunto reside en comprender el “presente” en esencia, históricamente; para llevar esto a cabo no es para nada necesario adentrarse en las profundidades de los siglos y estudiar en detalle la historia empírica que precede al presente. Mucho más bien al contrario, la comprensión correcta del presente deja entreabierta la puerta a los secretos del pasado.Ibid., 12. «El pasado, en primer lugar, se estudia desde la posición del resultado alcanzado (desde el presente)», ibid., 30.46

En segundo lugar, es igualmente posible descubrir un modo de producción (un universal concreto) que esté surgiendo en el presente y que pueda desarrollarse plenamente en el futuro. Cuya forma desarrollada, por tanto, no nos es dada inmediatamente en la actualidad. En este escenario, Iliénkov destaca la «actitud crítica revolucionaria» del marxismo, que «se expresa ante todo en el hecho de que el estado de cosas actual […] se estudia como una fase históricamente de tránsito hacia el siguiente y superior estado de cosas»Ibid., 30.47 debido a que «cualquier fase de desarrollo […] encierra en sí, como un “embrión”, un futuro objetivamente determinado y científicamente determinable».Ibid., 33-34.48 Por eso Iliénkov sostiene que «el presente se estudia sobre todo desde la posición del futuro del cual dicho presente está preñado».Ibid., 30.49 O, expresado más concretamente, «la previsión científica» consiste en investigar dicho universal concreto (o modo de producción), en sus formas embrionarias, para deducir así su «interacción real que, en su tendencia, es dominante y universal, si bien realmente aún no es ni una ni otra». Por lo tanto, a través del estudio de las formas incipientes que adquiere el nuevo modo de producción «se puede anticipar teóricamente [“evidentemente, en trazos muy generales”] adónde conduce tendencialmente el proceso de su transformación en la forma real y actualmente universal de interacción».Ibid., 34.50

Tomando esta lógica como base, Iliénkov amplió la teoría de la generación de un nuevo modo de producción y su desarrollo a partir de formas embrionarias (es decir, este determinado momento de la concepción materialista de la historia). Cabe preguntarse al respecto, ¿acaso Iliénkov pudo haber realizado esa investigación con otra finalidad que no sea la investigación de la conformación y desarrollo del modo de producción comunista, especialmente, en lo que se refiere a la URSS? A continuación se comprueba que, en efecto, esta es la lógica que subyace al análisis del comunismo realizada por Iliénkov en la URSS.

2. Los modos de producción de la URSS

En la Unión Soviética, de acuerdo con Iliénkov, existía una enrevesada red de modos de producción. Como ejemplo de esta mezcla de formas económicas, fijémonos en las siguientes reflexiones de Iliénkov: (1) Para empezar, a propósito de las relaciones de producción capitalistas y sus consecuencias, sostiene que «nosotros [el pueblo soviético] comprendemos estas tendencias como nuestro ayer, aunque no hayamos podido sobrevivirlo aún definitivamente».É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 7. 51 (2) Igualmente advierte que la socialización ilusoria («puramente formal») se reproducía en aquel entonces en las «revoluciones socialistas».Ibid., 5.52 Y, aún por encima, explica, con un ejemplo determinado, (3) «un proceso de socialización real de la producción» en la URSS a consecuencia de que «tres empresas […] fueron unificadas en una única “unidad” económica».É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, Quito: ER Edithor (2012), 66. 53 Entonces, ¿cuál es la naturaleza económica de la URSS?, ¿el modo de producción capitalista en su forma privada o de Estado?, ¿o acaso el comunismo?

A raíz de la multiplicidad de formas económicas existentes en la URSS, una tesis central de IliénkovIbid., 49-52.54 es que «nuestra economía […] nos presenta en sí un muy complicado entrelazamiento de formas muy diferentes de relaciones económicas, que han actuado entre sí de modo recíproco en muy confusas maneras». Y «justamente por eso es imposible […] considerar al sistema de relaciones económicas entre personas, llamado por nosotros “socialista”, como su propio tipo particular de “formación”, como la estructura organizada rígida», y, más bien (de acuerdo a otras reflexiones de Iliénkov que explican continuación), deberíamos considerar que bajo el socialismo («la primera fase del comunismo») existe una contradicción, fundamentalmente, entre el modo de producción capitalista y el comunista.

2.1. El modo de producción capitalista

El criterio para distinguir las formas de la economía soviética que son propiamente capitalistas consiste en comprobar si estas pueden deducirse partiendo del universal concreto del modo de producción capitalista: la mercancía, cuyo valor –el «antagonista» de la organización comunistaIbid., 55.55– «puede metamorfosearse, en efecto, en una forma de movimiento del sistema capitalista». De esta manera, «en las determinaciones del valor [de la mercancía], el pensamiento teórico encuentra un criterio riguroso de distinción y selección de aquellos fenómenos, de aquellas formas económicas que son en sí formas internamente inherentes al capitalismo».É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 358. 56

Queda de manifiesto, por tanto, por qué Iliénkov se opuso a los mercantilistas soviéticos, ya que, pese a la heterogeneidad de modos de producción existentes en la URSS, incluso los modos de producción no mercantiles «en la superficie aparecen con una forma inadecuada para sí, con la forma del valor»,É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 52. 57 incluida «la forma comunista de organización del trabajo social [que] incluso por cierto tiempo […] actúa bajo las vestimentas del valor» pese a que, en esencia, se le contraponga.Ibid., 55.58

Para distinguir otros modos ajenos a la producción capitalista, es pertinente la idea de Iliénkov de que: «Si un fenómeno no se subsume a las condiciones dictadas por las leyes de la circulación mercantil-dineraria es que este no pudo y no puede, en general […] llegar a ser una forma del intercambio de materia en la sociedad mercantil-capitalista».É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 358. 59 No obstante, que un fenómeno no sea capitalista no implica necesariamente que sea comunista; por lo tanto, aún queda por averiguar dónde encontrar el universal concreto del modo de producción comunista.

2.2. El modo de producción comunista

Para empezar, hay quien se preguntaría, ¿el modo de producción comunista está tan insuficientemente desarrollado en la URSS como para que debamos abstenernos de su investigación? Iliénkov responde negativamente: «nuestra sociedad está pasada, en el sentido de que está cansada de esperar por el análisis teórico y riguroso de las estructuras económicas ya conformadas, las categorías. Su análisis crítico-teórico nos es menester como el pan, como el aire».É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 50. 60 En otras palabras: «las formas de la organización comunista del trabajo social […] no se hallan en algún lugar “adelante”, ni en algún momento del “futuro” más o menos distante, sino que ya están aquí».Ibid., 52-53.61

Como ya hemos apuntado, Iliénkov piensa que el comunismo es un conjunto de relaciones sociales que se imponen gradualmente, a medida que las personas se desarrollan multilateralmente y son capaces de superar la producción de formas enajenadas. O, expresado en su aspecto más universal: «la organización comunista del trabajo […] a su imagen inicia la transformación de todas las restantes esferas de la producción social».Ibid., 53-54.62 No obstante, en la URSS, «el sistema nuevo, en formación, no ha tenido tiempo todavía de transformar orgánicamente toda la suma de relaciones de producción que ha heredado. Por ello es que hasta ahora se preservan en nuestra economía».Ibid., 50.63 Y, en consecuencia, la economía soviética no poseía ni ramas ni ramos de la producción en los que predominase y se manifestase únicamente el modo de producción comunista («en nuestra economía no existe aún una esfera de la producción cuya organización interna sea un cuadro “puro” de la organización comunista del trabajo»Ibid., 53-54.64). Aunque, eso sí, en la URSS existía dicho modo de producción comunista de forma realmente efectiva: «en nuestra economía [sí] existe tal esfera de la producción, cuya organización interna cristaliza ya, sin duda, en sus contornos más generales y fundamentales la forma de relaciones entre personas que la teoría de Marx denomina comunista. En el sentido más riguroso y exacto de este concepto»Ibid., 53-54.65. Y, como ya hemos mencionado, para distinguir dichas formas comunistas de producción debemos partir del universal concreto del comunismo.

Así pues Iliénkov (mediante una cita de Lenin) propone una definición de universal concreto («la más general, más abstracta y más simple forma de organización comunista del trabajo»): «“El trabajo [dice Lenin] está mancomunado en Rusia a la manera comunista (¡nótese que esto fue dicho en 1919!) por cuanto, primero, fue abolida la propiedad privada sobre los medios de producción y, segundo, porque el poder proletario del Estado organiza a escala nacional la gran producción en las tierras y empresas estatales”».É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 54 y 55. Se cita el artículo La economía y la política de la dictadura del proletariado, escrito por Lenin, que nos sirvió anteriormente para exponer su concepto de comunismo. 66 En una palabra, el universal concreto del comunismo –su principio formador– consiste en que los trabajadores dirijan estatal y planificadamente la economía nacionalizada; coincidiendo el automovimiento de esta relación social primigenia con la auténtica socialización o –expresado a la inversa– con la negación y superación del Estado y su forma de propiedad nacionalizada en favor de un modo de producción auténticamente comunista.A propósito, a mi juicio, otra manera de empezar a discernir el universal concreto del modo de producción comunista que Iliénkov, por razones evidentes, no pudo plantear, consiste en expandir hasta su completo dominio el modo de producción capitalista para, de este modo, analizar qué formas sociales comunistas se han perdido en el proceso. De esta forma, como mínimo, se podría clasificar el conjunto de relaciones de producción perdidas como no capitalistas. Por supuesto, dicho proceso ya ocurrió y consistió en la derrota y anulación de la URSS.67 Por lo que, mientras no existan trabajadores multilateralmente desarrollados que regulen y planifiquen directamente la economía sin necesidad de Estado, la clase obrera debe impulsar el único posible universal concreto del comunismo, es decir, «la Planificación estatal», cuya «“extinción” […] no puede conducir a ningún otro punto que no sea al regreso a la situación que antecede al socialismo, a saber, a los elementos que componen la sociedad mercantil capitalista».É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 22. 68

Y a partir de esta primera determinación del modo de producción comunista, Iliénkov propone a los economistas: «partir de la forma inmanente puramente comunista de la organización del trabajo social, completamente depurada por el poder de la abstracción de todas sus vestimentas de valor, para de ahí moverse al entendimiento de aquellos fenómenos que se observan en la superficie empírica de nuestra economía»É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 57. 69 y poder así «separar los fenómenos verdaderamente progresivos y contribuir a su despliegue».É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 32. 70 A través de la lógica del universal concreto del comunismo, en lo fundamental, sería posible distinguir en la URSS las formas económicas propiamente comunistas de las capitalistas, pese a que ambas estuvieran igualmente cubiertas por la forma del valor.

Por último, si siguiéramos el hilo lógico del universal concreto del comunismo, quedaría por deducir que solo se negarán efectivamente tanto el Estado como los últimos vestigios del modo de producción capitalista una vez «el principio de la propiedad colectiva finalmente someta a sí y modifique conforme a sus necesidades todas las esferas de la vida social»;Ibid., Lo lógico y lo histórico, 34-35. 71 lo que necesariamente coincidirá con el cierre sobre sí mismo del modo de producción comunista –convertido entonces en único fundamento de la formación social–, que es tanto como decir de la humanidad, que solo así podrá profundizar en su auténtica diversidad, riqueza y concreción. Y del mismo modo que el imperialismo ha negado la relación social de la competencia capitalista a partir de la cual él mismo se ha impuesto como fase superior del capitalismo, incluso en la fase superior del comunismo, sobre la base del triunfante modo de producción comunista, las nuevas formas sociales comunistas serán deducibles lógicamente de aquel mismo universal concreto del comunismo al cual habrán negado y superado: la dirección y planificación obrera de una simple economía nacionalizada y orientada a la superación de aquel viejo modo de producción capitalista.

Notas:

  1. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales [aunque el nombre original de esta obra es Проблема идеала в философии, es decir: El problema del ideal en filosofía] (en Marxists Internet Archive), 77.
  2. Ibid., 75.
  3. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, Escuela de Cuadros (2013), publicado en 1965, 10.
  4. Ibid., 11.
  5. Ibid., 5.
  6. Ibid., 6.
  7. Ibid., 9.
  8. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 75.
  9. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 7. «Semejante idea es inaceptable para Marx porque este presupone el derecho de Estado –como cierto monstruo impersonal– de indicar a cada individuo qué y cómo hacer eso, sin contar con sus deseos, con la razón y la conciencia. Porque prácticamente el derecho de manipular a los individuos es monopolizado por una casta de funcionarios burócratas, que imponen su poca inteligente voluntad a toda la sociedad», É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 79.
  10. Cita de Marx en É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 82.
  11. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 59.
  12. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8.
  13. É. V. Iliénkov, Могучий союзник в борьбе за коммунизм [Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo], Moscú: Cultura Soviética, agosto de 1960. Y añade: «Una vez […] escuché a un doctor en ciencias matemáticas que explicó al auditorio que, en principio, una máquina es capaz de hacerlo todo, y puede ocurrir que un ser humano se encuentre frente a esta máquina en la misma posición en la que un bebé se encuentra frente a nosotros, los adultos. Una máquina puede escribir poesía […]. Lo mismo ocurre con la música […] encargaron una tarea a una máquina, y esta escribió una canción pop, que es tan buena como muchas piezas pop que se interpretan en Inglaterra […]. ¿Pero podemos olvidar que la máquina es orgánicamente incapaz de cualquier creatividad? Solo “ve” y “reconoce” lo que se ha introducido previamente en su “memoria”».
  14. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 96.
  15. Ibid., 97.
  16. Ídem.
  17. Ibid., 95.
  18. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 10.
  19. Ibid., 8.
  20. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 100.
  21. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8.
  22. Ibid., 5-6.
  23. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 97.
  24. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 6.
  25. Ibid., 6.
  26. Ibid., 9.
  27. É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, Quito: ER Edithor (2017), 138-139.
  28. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 100.
  29. Ibid., 21.
  30. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 10.
  31. É. V. Iliénkov, De ídolos e ideales, 95.
  32. Ibid., 96.
  33. Ibid., 97. Donde también parafrasea a Lenin: «El Estado deberá aprender a dirigirlo cada cocinera».
  34. É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 179.
  35. É. V. Iliénkov, Educación, conocimiento y pedagogía, Quito: ER Edithor (2017), 13.
  36. É. V. Iliénkov, Psique y cerebro (en respuesta a D. I. Dubrovsky), Quito: ER Edithor (pendiente de publicar), 14.
  37. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 8.
  38. É. V. Iliénkov, Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo.
  39. Ibid., Un poderoso aliado en la lucha por el comunismo.
  40. É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico: Cuestiones de materialismo dialéctico (en Marxists Internet Archive), 1960, 21 y 22.
  41. Ibid., Lo lógico y lo histórico, 22.
  42. É. V. Iliénkov, Lo universal, en Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 433 y 434.
  43. É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 247.
  44. É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 23.
  45. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 45.
  46. Ibid., 12. «El pasado, en primer lugar, se estudia desde la posición del resultado alcanzado (desde el presente)», ibid., 30.
  47. Ibid., 30.
  48. Ibid., 33-34.
  49. Ibid., 30.
  50. Ibid., 34.
  51. É. V. Iliénkov, Marx y el mundo occidental, 7.
  52. Ibid., 5.
  53. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, Quito: ER Edithor (2012), 66.
  54. Ibid., 49-52.
  55. Ibid., 55.
  56. É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 358.
  57. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 52.
  58. Ibid., 55.
  59. É. V. Iliénkov, Dialéctica de lo abstracto y lo concreto en «El Capital» de Marx, 358.
  60. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 50.
  61. Ibid., 52-53.
  62. Ibid., 53-54.
  63. Ibid., 50.
  64. Ibid., 53-54.
  65. Ibid., 53-54.
  66. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 54 y 55. Se cita el artículo La economía y la política de la dictadura del proletariado, escrito por Lenin, que nos sirvió anteriormente para exponer su concepto de comunismo.
  67. A propósito, a mi juicio, otra manera de empezar a discernir el universal concreto del modo de producción comunista que Iliénkov, por razones evidentes, no pudo plantear, consiste en expandir hasta su completo dominio el modo de producción capitalista para, de este modo, analizar qué formas sociales comunistas se han perdido en el proceso. De esta forma, como mínimo, se podría clasificar el conjunto de relaciones de producción perdidas como no capitalistas. Por supuesto, dicho proceso ya ocurrió y consistió en la derrota y anulación de la URSS.
  68. É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 22.
  69. É. V. Iliénkov, La lógica económica del socialismo, 57.
  70. É. V. Iliénkov, Lo lógico y lo histórico, 32.
  71. Ibid., Lo lógico y lo histórico, 34-35.