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El movimiento campesino y el comunismo en Sicilia

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HISTORIA

El movimiento campesino y el comunismo en Sicilia

11/10/2023
14 min.

En un artículo anterior expusimos el contexto histórico y el desarrollo de la situación política de Sicilia, su pobre desarrollo industrial y la época ascendente del fascismo. En este segundo artículo expondremos la historia del comunismo y el movimiento campesino en Sicilia aproximadamente entre 1943 y 1950, especialmente en lo que respecta a los debates internos del Partido Comunista Italiano, la lucha por la reforma agraria y el terrorismo mafioso-reaccionario que se desarrolló en este contexto al servicio de los terratenientes. Ambos artículos pretenden servir como contexto para la publicación próxima de una entrevista que realicé a un antiguo militante comunista siciliano, último superviviente de la masacre de Portella della Ginestra de 1947.

I. El PCI siciliano ante las evoluciones teóricas de la «era antifascista»

En el contexto de guerra mundial y colapso del fascismo, el PCI veía al capitalismo italiano como un bloque corporativo a punto de derrumbarse, lo que habría puesto a las capas medias de la sociedad en disposición de ser dirigidas por el Partido. La unificación italiana del siglo anterior se veía como una revolución democrática incompleta, siendo, pues, la lucha antifascista su tardía conclusión. Por lo tanto, el PCI adoptó una estrategia de lucha únicamente contra lo que ellos consideraban el capitalismo financiero y monopolista a través de una alianza antifascista con fuerzas políticas burguesas «progresistas». En toda esta operación el Partido como institución cobró un enorme protagonismo y (por la influencia gramsciana) se partía de la «autonomía» de la política respecto a las condiciones materiales; todo esto llevó a que se privilegiase la política institucional y se evitase una verdadera teorización sobre la transición al socialismo, que permanentemente se dejaba para un futuro indeterminado. Esto vino acompañado de una liquidación del modelo organizativo de partido de vanguardia y la constitución del llamado «partido nuevo» de masas (lo cual no implicaba desechar las jerarquías y el centralismo, sino el fin de la vocación revolucionaria del Partido Comunista en favor de una praxis reformista).Pompejano, D. y Raffaele, G. (1981), Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, Savelli Editori. 1 Esta estrategia antifascista sobreviviría a la muerte del fascismo, en parte, porque irrespectivamente de los debates internos del comunismo italiano, Palmiro Togliatti (el secretario general del PCI) recibió instrucciones directas de Stalin para que siguiera una política legalista a fin de evitar cualquier intervención anticomunista por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, según los intereses y las necesidades de la política exterior soviética.Fontana, J. (2017), El siglo de la revolución. Una historia del mundo de 1914 a 2017, Editorial Planeta. 2 De hecho, el PCI tras la guerra renunció a formular un programa económico propio y puso al movimiento obrero al servicio de la reconstrucción capitalista de la economía nacional.Centro Siciliano di documentazione (1977), Lotte contadine e politica delle sinistre in Sicilia (1943-1947), Cento Fiori. 3

El mismo Togliatti veía al PCI del «partido nuevo» como la «vanguardia de las fuerzas nacionales», siendo explícitamente una fuerza política partidaria de la unidad nacional (interclasista) a través de la cristalización de la coalición de los tres grandes partidos de masas antifascistas que conformarían el Comité Nacional de Liberación (CNL): el PCI, el PSI y la DC. El PCI esperaba la constitución de una «democracia progresista» basada en la permanente y armoniosa hegemonía política de estas tres fuerzas. En la práctica, esto implicó la formación de una militancia respetuosa al extremo con las instituciones y procedimientos legales.Lupo, S. (2004), Partito e antipartito. Una storia politica della prima Repubblica (1946-78), Donzelli Editore. 4

El PCI de Sicilia tuvo el inconveniente (o la suerte) de pasar el fascismo al margen de los debates y las evoluciones teóricas internacionales que llevaron al comunismo italiano a este punto como consecuencia del aislamiento impuesto por dos décadas de clandestinidad, por lo que, al restaurarse las comunicaciones, la mayoría de los militantes encontraron las nuevas directrices y posiciones del todo incomprensibles, en cuanto los cuadros locales recordaban exclusivamente los debates teóricos de los años 20.Pompejano, D. y Raffaele, G., Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, op. cit. 5 Así pues, el PCI de Sicilia mantiene inicialmente unas posiciones políticas comunistas «clásicas»: se piensa en «convertir la guerra imperialista en revolucionaria» y en organizar grupos armados insurreccionales;Finocchiaro, S.M. (2009), Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), Salvatore Sciascia Editore. 6 se habla de revolución, colectivización y «sovietización» de la isla y se mantiene una actitud de desprecio y desconfianza hacia el resto de organizaciones políticas que irían a constituir la unidad antifascista.Cimino, M. (1988), Le pietre nello stagno, Edizioni La Zisa. 7 Desde la dirección del PCI nacional no tardaron en recriminar supuestos residuos de «bordiguismo» en los cuadros díscolos o en acusarlos de haberse quedado anclados en el mundo de los años 20. Según Agostino Novella, Giorgio Amendola y otros cuadros togliattianos, esta disidencia comunista «de izquierdas» se podía achacar a la falta de una clase obrera moderna y madura en determinados centros urbanos, lo que daría pie al surgimiento de revolucionarios que «demagógicamente» incitaban a la revuelta a capas sociales desclasadas.Broder, D. (2021), The Rebirth of Italian Communism, 1943-44, Palgrave Macmillan. 8

Con la liberación convergieron en el PCI de Sicilia tres filones: la vieja guardia militante presente en la fundación del partido en 1921 que había vivido la clandestinidad, un destacamento de la juventud intelectual y, lo que es más importante, de forma progresiva parte del campesinado sin tierras.Cimino, M. (1988), Le pietre nello stagno, op. cit. 9 Había, pues, una división generacional entre los militantes, ante lo cual se uniría a partir de un cierto punto el envío por parte de la dirección nacional del PCI de cuadros de fuera de Sicilia perfectamente formados según las directrices de la Comintern en los años previos, lo que provoca los esperables roces y tensiones con la vieja guardia local.Mastropaolo, A. (2017), «Come fu inventato il Partito comunista in Sicilia tra il 1943 e il 1948». Meridiana, 90, pp. 143-169. 10 Destacable es la anécdota que tuvo lugar a principios de 1944 cuando el togliattiano Velio Spano comunicó en una especie de conferencia regional que el partido debía comenzar a usar en sus actos oficiales la bandera tricolor italiana junto a la roja, lo que provocó fuertes protestas y la irónica intervención de un militante que dijo que, ya que estaban, podían usar también la bandera del papa. Reveladora es también la conclusión de este pintoresco evento: otro camarada intervino y apeló a la necesidad de mantener la disciplina y la unidad a fin de evitar repetir los errores del viejo PSI, ante lo cual las directrices se aceptaron a regañadientes.Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit. 11 Podría parecer que el rechazo a la bandera italiana escondía una especie de filoseparatismo entre la militancia, pero las mayores protestas vinieron de la federación local de Messina, que precisamente destacó por su intransigencia antiseparatista que les llevó incluso a rechazar la autonomía de Sicilia.Pompejano, D. y Raffaele, G., Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, op. cit. 12 Por lo general, estas tensiones se resolverían a través de simples apelaciones a la disciplina militante, por lo que el alma insurreccional, «sectaria» y «bordiguista» (según el vocabulario de los togliattianos) iría, como el río Guadiana, desapareciendo y apareciendo a lo largo de los años, manifestándose especialmente tras derrotas electorales del PCI o en momentos de especial tensión como el atentado contra Palmiro Togliatti de 1948. A pesar de todo, el PCI tuvo un papel fundamental en la implantación de la democracia burguesa en Sicilia en este contexto, practicando incluso una especie de pedagogía popular sobre las normas electorales e introduciendo las más modernas técnicas de propaganda. La cohesión del partido en la isla era realmente pobre, abundando las broncas personalistas, los movimientos fraccionales y las escisiones de grupúsculos disidentes.Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit. 13 Por otra parte, tiene lugar un pintoresco fenómeno común a todo el comunismo italiano en este contexto: la doppiezza, la idea de que las concesiones ideológicas y estratégicas que el PCI había llevado a cabo en el contexto de la Segunda Guerra Mundial no eran sino una especie de treta o de fingimiento orientado a ganar tiempo para poder organizar una revolución socialista clásica en el futuro cercano.Lupo, S. (2004), Partito e antipartito. Una storia politica della prima Repubblica (1946-78), Donzelli Editore. 14

II. El auge del comunismo siciliano.

El PCI de Sicilia tiene entonces que enfrentarse a una región devastada y asolada por el hambre, con una escasa tradición de implantación del movimiento obrero y con unas clases dominantes acostumbradas a desempeñar la lucha de clases a través del terrorismo. Sin embargo, existían algunas zonas donde pervivía el recuerdo de las luchas antilatifundistas pasadas y la dureza de la violencia social que estalló en numerosos contextos ayudó a la implantación del partido al inflamar las pasiones, si bien contrastaron con el estricto legalismo que impondrían las directrices del partido. Entre 1944 y 1945 tienen lugar violentos levantamientos contra la política de almacenamiento de grano, contra el hambre y contra el reclutamiento forzoso de tropas para el reconstruido ejército aliado italiano a finales de 1944. En este contexto tiene lugar la proclamación de «Repúblicas Populares» municipales insurreccionales, destacando las de las localidades de Comiso y Ragusa, que tuvieron que ser reprimidas por el propio ejército. En las ciudades hubo auténticos motines de subsistencia que llevaron a la trágica masacre de octubre de 1944 en Palermo, que se saldó con 24 muertos y cientos de heridos cuando un pelotón del ejército italiano disparó contra la turba. Parece ser que la infiltración neofascista y separatista en estos confusos eventos fue considerable, pero también la participación autónoma de militantes locales del PSI y del PCI, y en cualquier caso estos hechos corresponden de forma evidente al cansancio y la miseria de una población campesina y urbana sometida a terribles exigencias y sacrificios por parte del estado.

Sin embargo, oficialmente el PCI se opuso a estas acciones dada su ya expuesta política legalista y lo que se veía como la necesidad de priorizar la contribución a la aún en curso Segunda Guerra Mundial,Baris, T. (2021). «La Sicilia dalla Liberazione alla strage di Portella della Ginestra: un quadro sociale e politico», en Baris,T. y Patti, M., eds., La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria. Istituto Poligrafico Europeo. 15 y de hecho en algunos casos el partido actuó como una especie de intermediario oficioso entre el estado y los amotinados.Finocchiaro, S.M. (2009), Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948). Salvatore Sciascia Editore. 16 Cabe destacar que el PCI se opuso a la prácticamente idéntica política granera del estado fascista solo un par de años antes. No solo cambió su propaganda en este sentido de forma radical, sino que tuvo un papel decisivo junto al PSI y la DC en la gestión de la política de almacenamiento de grano a través de los «graneros del pueblo», unas instituciones locales gestionadas por el CNL orientadas a «democratizar» la política granera, pero que rápidamente se enemistaron con todo el «bloque agrario» campesino ante la apatía u hostilidad pasiva de los campesinos pobres y el sabotaje feroz por parte de los terratenientes armados ideológicamente por el separatismo. De hecho, de facto el PCI actuó de forma ambivalente y tolerante hacia los militantes que a nivel local decidieron, incluso, luchar contra el almacenamiento de grano. En cualquier caso, la evasión del almacenamiento de grano y, por tanto, el mercado negro se incrementaron fuertemente: en agosto de 1944 se evadió el 82% del grano a recoger.Vittorio, T. (1985) Il lungo attacco al latifondo. Spiritara e contadini nelle campagne siciliane (1930 – 1950). C. U. E. C. M. 17

De forma paralela a la fase caótica y virulenta de «rebelión primitiva» campesina vendría la organización del movimiento campesino propiamente dicho, estrechamente ligado con la larga y fatigosa lucha por la reforma agraria. Como consecuencia de la central participación del PCI en la lucha antifascista a través del CNL, en mayo de 1944 fue nombrado ministro de agricultura el comunista Fausto Gullo, que en octubre de ese mismo año publicaría un famoso decreto según el cual se implantaba una reforma de los contratos de aparcería y colonia en favor de los campesinos. Si bien la modificación en sí fue más bien modesta, el impacto político y social en Sicilia fue enorme, pues contribuyó decisivamente a romper el bloque de solidaridad interclasista en el campo forjado alrededor del contrabando de grano.

Simultáneamente, los partidos del CNL, vistos hasta entonces con apatía o desconfianza por las masas, se van organizando y van tomando arraigo;Coco, V. (2021). «Mobilitazione nelle campagne e partiti di massa nella Sicilia del secondo dopoguerra», en Baris, T. y Patti, M., eds. La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria, Istituto Poligrafico Europeo. 18 en concreto el PCI se constituye en Sicilia como un «partido nuevo» de masas en el campo siciliano a la vez que tiene un papel central en la organización y dirección del movimiento campesino, organizándose a la vez que organizaba.Mastropaolo, A., «Come fu inventato il Partito comunista in Sicilia tra il 1943 e il 1948», op. cit.19 El movimiento campesino destacó desde el principio por su marcado carácter partidista, en una situación de rivalidad entre los tres grandes partidos de masas, si bien con predominio del PCI, que rápidamente hizo notar su mayor pericia organizativa. Se basó sobre un triángulo cuyos vértices eran los sindicatos, las cooperativas y las propias secciones locales de los partidos. Aun así, todas sus acciones se marcaron por el estricto legalismo: sus reivindicaciones no eran sino el cumplimiento de los sucesivos decretos de reforma agraria (tras la modificación de los contratos de aparcería y colonia se legisló el reparto de tierras baldías o mal cultivadas y se le impuso a los terratenientes la contratación de un número mínimo de jornaleros. Cabe destacar que la reforma agraria se fue profundizando y agilizando bajo ministros de agricultura de partidos burgueses, pues el gobierno reconocía la necesidad de aliviar de alguna forma la lamentable situación social de Sicilia y el Sur de Italia en general). El problema era que el formidable poder local de los terratenientes les permitía evadir la legalidad con la connivencia de la administración y las fuerzas del orden locales; esto llevó a que el movimiento campesino funcionase según un patrón de ocupación de tierras y movilización-negociación con la administración-represión legal o terrorismo. Además de la violencia, los terratenientes tenían a su favor una burocracia lenta y bizantina que desmoralizaba y desesperaba a los campesinos mientras ellos tenían a su disposición a abogados y conexiones dentro de la administración.Coco, V., «Mobilitazione nelle campagne e partiti di massa nella Sicilia del secondo dopoguerra», op. cit.20

El PCI siciliano multiplicó su militancia y se fue convirtiendo en un partido eminentemente de campesinos pobres al olvidarse los rencores producto del papel del partido en el almacenamiento de grano, lo que de hecho disgustó a Togliatti, preocupado por la «plebeyización» del partido. En el momento en el que la reforma agraria dejó de limitarse a los contratos de aparcería e implicó el reparto de tierras mal cultivadas, se desató una impresionante oleada de ocupaciones y movilizaciones en la parte occidental y latifundista de la isla en gran medida organizada por el PCI. El plan era destruir el latifundismo de una vez por todas fomentando cooperativas campesinas, lo que contrastaba con el programa de reforma agraria de la DC basado en el fomento de la pequeña propiedad. A partir de 1947–1948, con la definitiva ruptura de la unidad antifascista (que en Sicilia nunca fue especialmente fuerte dada la ausencia de lucha guerrillera durante la Segunda Guerra Mundial), las posiciones del PCI y su sindicato agrario afín se radicalizaron (al menos en la forma de los discursos), tomando tintes «mesiánicos» y (según los disgustados cuadros del PCI) «maximalistas».Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit. 21 En especial, las movilizaciones de 1948 y 1949 contra el paro y la carestía de la vida suponen una radicalización al exigir la gestión sindical del trabajo en las modernas y productivas empresas agrarias del este de la isla: la Federterra (el sindicato agrario hegemonizado por el PCI) oficialmente se opuso ignominiosamente a estas reivindicaciones al considerarse demasiado radicales y optó por intentar orientar las movilizaciones hacia la exigencia de un salario mínimo y de mejores subsidios de desempleo. En cualquier caso, en un contexto de decisiva contrarrevolución por parte del gobierno de DC y de restauración latifundista (muchas cooperativas sucumbieron ante el terrorismo y la falta de capacidad técnica y económica), el movimiento campesino entró en reflujo con el fin de los años 40. La reforma agraria salió adelante en los años 50, pero según el programa de la DC, realizándose importantes inversiones públicas hacia una pequeña propiedad en proceso de proletarización que al fin pudo modernizarse notablemente; en cualquier caso, de las ruinas del viejo poder de los grandes latifundistas se alzó el de la mafia, cuya base social eran los pequeños propietarios. Curiosamente, en este proceso antilatifundista tuvieron un importante papel los grandes industrialistas del norte (que ansiaban una modernización de la agricultura sureña que permitiese la liberación de una gran cantidad de mano de obra) y nada menos que los Estados Unidos, que según la lógica de la Guerra Fría veían con preocupación la hegemonía comunista en las reivindicaciones campesinas.Vittorio, T. (1985), Il lungo attacco al latifondo. Spiritara e contadini nelle campagne siciliane (1930 – 1950). C. U. E. C. M. 22

La lucha por la reforma agraria en los años 40 fue enormemente sangrienta, tanto por el terrorismo como por la represión de las fuerzas del orden. Por lo general, los ataques terroristas eran organizados autónomamente por las mafias locales con la connivencia de la administración. El objetivo eran cuadros del movimiento campesino, por lo tanto militantes del PCI y del PSI. Los asesinatos se solían producir tras una previa escalada de tensiones y agudización de la lucha de clases: en todo momento en los pueblos el contexto estaba marcado por continuas broncas, amenazas y escaramuzas entre militantes de los distintos partidos. Ante estos trágicos eventos, el movimiento obrero organizaba emocionales muestras de solidaridad con huelgas simbólicas, manifestaciones y multitudinarios cortejos fúnebres. Por otra parte, los partidos burgueses y la administración optaron por «despolitizar» los hechos, achacando la violencia al carácter inherentemente bárbaro y feudal de Sicilia (en este sentido destacó el siniestro ministro del Interior Mario Scelba, que paradójicamente era siciliano).Basile, P. (2021), «Le piste rosse. I sindacalisti uccisi dalla mafia in Sicilia (1944-1948)», en Baris, T. y Patti, M., eds, La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria, Istituto Poligrafico Europeo. 23 El caso más destacado de terrorismo mafioso fue la masacre de Portella della Ginestra de mayo de 1947, que destacó del resto de ataques por su carácter indiscriminado, siendo los campesinos comunes las víctimas; campesinos que fueron tiroteados durante la multitudinaria celebración del Primero de Mayo cerca de la localidad de Piana degli Albanesi.Renda, F. (1999), «Introduzione», en Manali, P., ed., Portella della Ginestra 50 anni dopo (1947-1997), Salvatore Sciascia Editore. 24 En un próximo artículo abordaremos este caso con mayor detalle y expondremos una entrevista a un superviviente del atentado.

El PCI se caracterizó por buscar incansablemente el abandono de su propio carácter de clase y construirse una base social interclasista. En Sicilia la «plebeyización» del partido se unió a la necesidad de combatir el separatismo (que se consideraba «de masas» en cuanto a su arraigo entre parte de la pequeña burguesía urbana), lo que llevó a que desde la dirección nacional del PCI se impusiese una línea política autonomista orientada a atraer al partido a la pequeña y mediana burguesía. Este autonomismo se basó en las posturas del socialreformista Enrico La Loggia, que rechazaba el separatismo al suponer la incapacidad de Sicilia de industrializarse por sus propios medios, por lo que habría que conseguir que Italia ayudase en este desarrollo según una lógica «reparacionista» (Italia sería culpable del subdesarrollo de la isla), lo cual solo podía lograrse si Sicilia recuperaba cierto peso político en el estado italiano, para lo cual harían falta instituciones autonómicas. Esto amargaría las relaciones con el PSI, que no abandonó su clásico centralismo. Simultáneamente, tras la efectiva implantación de la autonomía en 1947, el PCI promovió junto al ala más progresista de la DC una serie de planes desarrollistas a nivel siciliano de reconocida inspiración keynesiana y «antimonopolista», destacando entre otros un plan de nacionalización de la industria eléctrica. Resumiendo, conforme el PCI se fue viendo más claramente excluido de las instituciones y la DC confirmó su carácter reaccionario, los sueños desarrollistas dieron paso a un reforzamiento de los entramados asistenciales y los «chanchullos» público-privados.Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit. 25

III. Conclusión

Teniendo en cuenta que el PCI de Sicilia actuaba bajo el supuesto de que en la isla imperaba el «semifeudalismo», es innegable que el partido desempeñó una función de vanguardia del desarrollo capitalista, oponiendo un sincero desarrollismo keynesiano y antilatifundista contra el capitalismo oligárquico e improductivo que se acabó imponiendo con la derrota del movimiento campesino y el siniestro matrimonio entre la DC y la mafia.

El movimiento campesino, pese a desarrollar como nunca la lucha de clases en el agro siciliano al romper la solidaridad interclasista del «bloque agrario», fue incapaz de desenvolverse de forma independiente (prueba de ello es que su «pistoletazo de salida» fue el decreto gubernamental de reforma agraria del ministro Gullo) y entró en un fuerte reflujo en cuanto el «partido del orden» siciliano se terminó de reorganizar alrededor de la DC a finales de los años 40.

En este contexto son comunes las quejas y los lamentos por parte de cuadros togliattianos sobre el «sectarismo» de la militancia comunista de Sicilia, en cuanto aceptaron muy a regañadientes las claudicaciones que llevó a cabo el PCI en aquel entonces. Sin embargo, a pesar de las simpatías que pueden despertarnos aquellos militantes, la formidable explosión del PCI entre amplias capas campesinas se dio, en gran medida, gracias a las modernas técnicas propagandísticas y organizativas traídas e impuestas por los cuadros enviados por el PCI nacional.

A pesar de todo, el plan del PCI de ganarse a la pequeña burguesía «exseparatista» fracasó y, con el reflujo del movimiento campesino, vio cómo se erosionaba su apoyo entre el campesinado en los años 50. No hemos hablado aquí de las diferentes campañas y convocatorias electorales por motivos de espacio, solo mencionaremos que electoralmente Sicilia sería democristiana hasta los 90, con un PCI permanentemente estancado en el 20–25%.

En definitiva, el movimiento campesino y el PCI siciliano fueron derrotados con un movimiento «de pinza» entre el terrorismo mafioso, por un lado, que lo asoló sangrientamente a nivel local, y el reformismo capitalista autoritario de la DC por otro, que excluyó al PCI de las instituciones y se las ingenió para desarrollar una modernización alternativa basada en la pequeña propiedad.

Notas:

  1. Pompejano, D. y Raffaele, G. (1981), Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, Savelli Editori.
  2. Fontana, J. (2017), El siglo de la revolución. Una historia del mundo de 1914 a 2017, Editorial Planeta.
  3. Centro Siciliano di documentazione (1977), Lotte contadine e politica delle sinistre in Sicilia (1943-1947), Cento Fiori.
  4. Lupo, S. (2004), Partito e antipartito. Una storia politica della prima Repubblica (1946-78), Donzelli Editore.
  5. Pompejano, D. y Raffaele, G., Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, op. cit.
  6. Finocchiaro, S.M. (2009), Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), Salvatore Sciascia Editore.
  7. Cimino, M. (1988), Le pietre nello stagno, Edizioni La Zisa.
  8. Broder, D. (2021), The Rebirth of Italian Communism, 1943-44, Palgrave Macmillan.
  9. Cimino, M. (1988), Le pietre nello stagno, op. cit.
  10. Mastropaolo, A. (2017), «Come fu inventato il Partito comunista in Sicilia tra il 1943 e il 1948». Meridiana, 90, pp. 143-169.
  11. Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit.
  12. Pompejano, D. y Raffaele, G., Nel vento del sud… la federazione messinese del PCI nella crisi e nel dibattito del 1943-1945, op. cit.
  13. Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit.
  14. Lupo, S. (2004), Partito e antipartito. Una storia politica della prima Repubblica (1946-78), Donzelli Editore.
  15. Baris, T. (2021). «La Sicilia dalla Liberazione alla strage di Portella della Ginestra: un quadro sociale e politico», en Baris,T. y Patti, M., eds., La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria. Istituto Poligrafico Europeo.
  16. Finocchiaro, S.M. (2009), Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948). Salvatore Sciascia Editore.
  17. Vittorio, T. (1985) Il lungo attacco al latifondo. Spiritara e contadini nelle campagne siciliane (1930 – 1950). C. U. E. C. M.
  18. Coco, V. (2021). «Mobilitazione nelle campagne e partiti di massa nella Sicilia del secondo dopoguerra», en Baris, T. y Patti, M., eds. La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria, Istituto Poligrafico Europeo.
  19. Mastropaolo, A., «Come fu inventato il Partito comunista in Sicilia tra il 1943 e il 1948», op. cit.
  20. Coco, V., «Mobilitazione nelle campagne e partiti di massa nella Sicilia del secondo dopoguerra», op. cit.
  21. Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit.
  22. Vittorio, T. (1985), Il lungo attacco al latifondo. Spiritara e contadini nelle campagne siciliane (1930 – 1950). C. U. E. C. M.
  23. Basile, P. (2021), «Le piste rosse. I sindacalisti uccisi dalla mafia in Sicilia (1944-1948)», en Baris, T. y Patti, M., eds, La Strage di Portella della Ginestra tra Storia e Memoria, Istituto Poligrafico Europeo.
  24. Renda, F. (1999), «Introduzione», en Manali, P., ed., Portella della Ginestra 50 anni dopo (1947-1997), Salvatore Sciascia Editore.
  25. Finocchiaro, S.M., Il Partito Comunista nella Sicilia del dopoguerra (1943-1948), op. cit.