Nikolái Alekséyevich Nekrásov, nacido en 1821 y fallecido en 1877, fue un poeta ruso considerado por muchos de los revolucionarios de Rusia como un poeta del pueblo. El texto que presento a continuación se trata de la traducción, directa del ruso, del artículo que el revolucionario Gueorgui Plejánov, el primer marxista ruso, le dedicara en el 25 aniversario de su muerte. En Nekrásov, Plejánov reconoce a un poeta profundamente comprometido con el sufrimiento del pueblo, capaz de plasmar con una sensibilidad única la miseria y la injusticia que padecían los campesinos rusos. Destaca su capacidad para conmover a la intelligentsia y para despertar una conciencia social en los jóvenes progresistas de su tiempo. En su poesía, Nekrásov no solo denuncia las penurias del pueblo, sino que también enaltece su resistencia y dignidad, algo que Plejánov valora como un mérito incuestionable.
Sin embargo, Plejánov también señala los límites de su visión: aunque Nekrásov logra despertar compasión e indignación, su obra carece de una orientación política clara que conduzca a la acción revolucionaria. A pesar de esto, lo reconoce como una figura esencial en la literatura revolucionaria rusa, pues ayudó a dar voz a los oprimidos y a poner por primera vez la poesía al servicio de la emancipación. Para Plejánov, Nekrásov es un poeta honesto y militante, cuya obra, aunque no revolucionaria para el proletariado, preparó el terreno para una mayor toma de conciencia sobre la necesidad de la revolución social.
Espero, en fin, que este artículo permita al lector acercarse a una gran figura literaria de la tradición revolucionaria; pero, además, se trata este de un texto de interés por ser un intento de análisis histórico-materialista de la obra de un poeta. Las opiniones que Plejánov expone en este artículo no son meras opiniones subjetivas, sino que se basan sobre el intento de analizar el desarrollo de la literatura rusa desde la óptica del materialismo histórico. Se trata, en fin, de un documento de gran interés tanto por el protagonista del artículo, Nekrásov, como por su autor, Plejánov.
Prólogo
El 10 de enero del presente año, en el 25 aniversario de la muerte de N. A. Nekrásov, se celebró en Ginebra una reunión rusa para rendir homenaje a su memoria. Los organizadores de la reunión me propusieron de antemano, junto con el Sr. A., decir algunas palabras que caracterizaran algún aspecto de la actividad literaria del difunto poeta. Aceptando de buen grado esta propuesta, hablé sobre el tema: «El pueblo y la intelectualidad en la poesía de N. A. Nekrásov». Poco tiempo después, mis camaradas me pidieron que preparara mi discurso para su publicación. Ahora lo hago, complementando en algunos puntos lo dicho en la reunión del 10 de enero. Pero dado que mi trabajo, a pesar de su modesto tamaño, es demasiado extenso para Iskra, donde inicialmente se planeaba publicarlo, decidimos con mis camaradas publicarlo como un folleto separado. Me complacería mucho si los lectores estuvieran de acuerdo con mi valoración del poeta, quien desempeñó un papel importante en la historia del desarrollo de nuestra autoconciencia social.
Al familiarizarse con el contenido de mi folleto, el lector verá, sin necesidad de explicaciones de mi parte, por qué lo dediqué al Comité del Don del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que dirigió una de las manifestaciones más notables de la lucha liberadora del proletariado ruso.
G. Plejánov.
Ginebra, 10 de marzo de 1903.
(Dedicado al Comité del Don del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia)
N. A. Nekrásov. En el 25 aniversario de su muerte.
A diferentes épocas corresponde diferente entusiasmo.
F. W. Schelling.
Nuestro genial crítico V. G. Belinski escribió a uno de sus amigos moscovitas sobre Nekrásov: «¡Qué talento tiene este hombre, y qué tosco es su talento!». Este elogio entusiasta no carece de cierta ambigüedad. El hacha es una herramienta de trabajo muy útil; constituye una de las primeras adquisiciones culturales del ser humano. Pero las cosas hechas con un hacha suelen ser poco refinadas; no en vano decimos: trabajo burdo. Y hay que reconocer que las obras de Nekrásov a menudo representan precisamente ese tipo de trabajo. Recuerdo cómo, una vez, al discutir conmigo sobre Las mujeres rusas, el difunto Vsévolod Garshin, quien valoraba muy poco el talento poético de Nekrásov (en aquellos años de estudiante) y condenaba severamente la «tendenciosidad» de su poesía, recitó burlonamente:
Poco, sólido y ligero,
un carro maravillosamente construido…Pokoen, prochen i legók // Na divo slazhennyi vozók…1
A pesar de mi predilección por el poeta de la «venganza y el dolor», tuve que admitir que «carro» no rima bien con «ligero». Nekrásov, seguramente, también sintió que aquí algo no encajaba del todo; sin embargo, no solo no se desanimó, sino que unas líneas más abajo repitió:
Poco, sólido y ligero,
el carro rueda por la ciudad…Pokoen, prochen i legók // Kátitsya górodom vozók…2
Errores antiestéticos como estos se encuentran en cada paso en la obra de Nekrásov. Sus versos no son fluidos o, como él mismo los describía, son pesados y torpes. Su lenguaje rara vez es sonoro. A las personas educadas en las tradiciones estéticas de los años cuarenta, y mimadas por la música rocosa de los versos de Pushkin y Lermontov, debían sonarles discordantes sonidos como estos:
De los jubilantes, charlatanes ociosos,
que se ensangrientan las manos,
llévame al campamento de los que perecen…Ot ligkuyuschikh, prazdno boltayuschikh, // Obagryayuschikh ruki v krovi // Uvedí menyá v stán poguibayuschikh…3 etc.
Esto es muy poco melodioso. Pero eso es solo la mitad del problema; esto se refiere solo al verso, es decir, a la superficie externa de la obra poética. El problema es que los poemas de Nekrásov a menudo no satisfacen las exigencias artísticas ni siquiera en su estructura interna. Como ejemplo, señalaré una de sus obras más célebres y, a su manera, más notables: Reflexiones ante la puerta principal. Recuerden este pasaje:
El dueño de las lujosas mansiones
todavía estaba sumido en un profundo sueño…
Tú, que consideras la vida envidiable
embriagarte con adulaciones descaradas,
el galanteo, la glotonería, el juego,
¡Despierta! Hay todavía gozo:
¡Vuélvelos a la vida! En ti está su salvación.
Pero los felices son sordos al bien…
No te asustan los truenos del cielo,
y los terrenales los tienes en tus manos,
y estos hombres desconocidos llevan
un dolor incesante en sus corazones…A vladelets roskóshnykh palát eshchió snom byl glubókim ob’yat… // Ty, schitáyushchiy zhiznyú zavídnoyu upoyéniye lést’yu bestýdnoyu, volokítstvo, obzhórstvo, igrú, – // probudís’! Yest’ eshchió naslázhdénie: vorotí ikh! V tebé ikh spaséniye! // No schastlívyye glúkhi k dobrú… // Ne strashát tebya grómy nebésnyye, a zemnyé ty dérzhish’ v rukákh, // i nesút éti lyudí bezvéstnyye neiskhódnoye górye v serdtákh…4
Esto es noble y elocuente; pero, lamentablemente, no es más que prosa elocuente (los maliciosos decían: retórica). No hay poesía aquí, y por lo tanto, todo este pasaje, que hizo latir con fuerza a miles y miles de corazones rusos (y con ello demostró convincentemente que no era solo «retórica»), no solo no embellece el poema, sino que lo estropea, y habría sido mucho más apropiado en un artículo o, mejor aún, en un discurso. El elemento prosaico era en general muy fuerte en la poesía de Nekrásov, lo que dio lugar a llamarla tendenciosa. Pero la cuestión no es realmente la tendenciosidad, sino simplemente que el talento poético de Nekrásov no era lo suficientemente fuerte y, tal vez, lo más importante, no lo suficientemente plástico {Por tendenciosidad se suele entender la distorsión de la realidad en favor de una idea preconcebida. Tal tendenciosidad en la poesía de Nekrásov no existía en absoluto (excepto por algunos «sonidos erróneos» arrancados a su musa por las duras condiciones políticas de Rusia, a las que a veces se sometía más de lo permitido, incluso desde el punto de vista del ciudadano pacífico). Pero a veces se atribuye a la tendenciosidad lo que se explica precisamente por la insuficiente plasticidad del talento poético. La persona no controla sus imágenes poéticas, y por eso en su poema irrumpe la prosa. Este es un gran defecto. Pero a menudo no surge del deseo de distorsionar la realidad, y además en sí mismo no conduce a su distorsión: prosa no significa mentira; una descripción prosaica puede ser completamente precisa. Nota de Plejánov}. Repito, el hacha es una herramienta de trabajo muy útil, pero el acabado toscamente hecho deja mucho que desear.
Y la utilidad que el talento «burdo» de Nekrásov ha aportado a nuestra autoconciencia social ya no puede ser puesta en duda y casi resulta innecesario extenderse sobre ella. Nekrásov se convirtió en el expresivo poético de toda una época de nuestro desarrollo social. Esta época comienza con la aparición en nuestra escena histórica del raznochinetsLa categoría de raznochintsy creció significativamente durante el recorte masivo de la categoría de personas de la clase de servicio (en ruso: служилые люди, una categoría social más que estaba obligada a ejercer o bien en la administración o bien en el ejército) en la segunda mitad del siglo XVII. Los raznochintsy pertenecían al estamento sujeto a impuestos, es decir, aquellos que debían pagar el impuesto de capitación. A mediados del siglo XVIII se abolió esta categoría y una parte importante de los raznochintsy pasaron a formar parte del campesinado, pero muchos se convirtieron en comerciantes y en diversas categorías urbanas ( sosloviya urbana). Como resultado, los raznochintsy de los siglos XVII y XVIII contribuyeron significativamente al crecimiento urbano de Siberia, eran algo así como una burguesía incipiente.Más tarde, en el habla común el término adquirió un significado algo distinto: raznochintsy pasó a denotar a las personas de origen no noble que, debido a su educación, estaban excluidas del estatus de contribuyentes y podían solicitar el estatus de ciudadanía distinguida personal. Un número importante de intelectuales rusos del siglo XIX eran raznochintsy. 5 educado (es decir, la intelectualidad) y termina con la aparición en esta escena de la clase obrera, el proletariado en el sentido verdadero de la palabra. Quien se interese por el contenido moral o ideológico de esta notable época encontrará en la poesía de Nekrásov el material más rico para su caracterización.
La poesía y toda la literatura artística de la época social anterior fue en nuestro país principalmente poesía de la alta nobleza. Digo «principalmente», porque hubo excepciones brillantes a esta regla general; basta con mencionar a Kóltsov. Pero estas excepciones eran vistas por todos precisamente como excepciones, y por lo tanto confirmaban la regla general.
¿Qué es Eugueni Oneguin? Un noble ruso educado «en el manto de Harold». ¿Qué es Petchorin? También un noble educado y en el mismo manto, solo que cortado de otra manera. ¿Y qué son los héroes de las diferentes Nidos de nobleza de Turguéniev? ¿Qué son los personajes de Guerra y paz o Anna Karénina, todos esos Kuraguins, Bolkónskis, Bezukhovs, Rostovs, Vronskis, Oblónskis, Lyovins, etc., etc.? Todo esto es hueso de los huesos, carne de la carne de nuestra nobleza.
En las obras de Tolstói, «el pueblo» aparece solo de manera incidental y únicamente en la medida en que es necesario para el artista para representar el estado de ánimo del héroe aristócrata: recordemos, por ejemplo, al soldado Platón Karatáyev, que aporta paz al alma inquieta del conde Piotr Bezújov. En Turguéniev, en sus Relatos de un cazador, el pueblo, es decir, el campesino, ocupa ya un lugar mucho más amplio. Pero aunque Relatos de un cazador desempeñó un papel bastante significativo y beneficioso en el desarrollo espiritual de nuestra «sociedad», no es esta obra la que caracteriza el talento de Turguéniev ni define el contenido de su creatividad artística. Relatos de un cazador no impidió que Turguéniev siguiera siendo el mismo cronista de «nidos nobles» y el mismo intérprete de la vida interior de sus habitantes, como lo fueron Pushkin, Lérmontov, Tolstói y muchas otras estrellas de menor magnitud. Al llamarlos a todos cronistas de nidos nobles y al señalar su punto de vista aristocrático, no quiero decir que fueran limitados defensores de los privilegios de clase o insensibles defensores de la explotación del campesino por parte del noble. ¡En absoluto! Estas personas eran, a su manera, muy amables y humanitarias, y la opresión de los campesinos por parte de los nobles era condenada severamente, al menos a veces, por algunos de ellos. Pero el asunto no radica en eso. Por muy amables y humanitarios que fueran estos grandes artistas, no hay duda de que la vida noble se retrata en sus obras no desde un lado negativo, es decir, no desde el punto donde se revelaría la contradicción de intereses entre la nobleza y el campesinado, sino desde aquel punto donde esta contradicción es completamente imperceptible y donde el noble, que vivía más o menos de la explotación rigurosa del campesino, todavía resulta ser una persona capaz de comprender y experimentar muchos de los sentimientos humanos más importantes: el anhelo por la verdad, la búsqueda de una causa pública seria, la sed de lucha, el amor por la mujer, el disfrute de la naturaleza, etc., etc. En la medida en que los habitantes de los «nidos nobles» eran capaces de experimentar estos sentimientos, interesaban al artista, y la relación de estas personas con la clase subordinada a ellos o bien se omitía por completo en la obra artística —por ejemplo, no sabemos nada sobre cómo se relacionaba Petchorin con sus campesinos— o se retrataba con uno o dos rasgos: Oneguin sustituye en su finca el arcaico yugo de la corvée por un ligero censo; Piotr Bezújov construye escuelas y hospitales para sus siervos; Andréi Bolkonski convierte a algunos de ellos en agricultores libres; o, finalmente, en algunos lugares se representa casi en tonos idílicos. Recordemos las diversiones navideñas en la finca de los condes Rostov, en Otrodnoe: los sirvientes siervos participan en estas diversiones al igual que sus amos, representadas con un arte tan inimitable e incomparable. Al dibujar la idílica Otrodnoe, Tolstói no tenía la intención ni de ocultar ni de embellecer algo: simplemente no pensaba en absoluto en los siervos de Otrodnoe. Su atención se centró en retratar el amor de Nikolái Rostov por Sonia, y la participación de los siervos en las diversiones navideñas se representó de pasada y simplemente porque no podía no representarla: habría resultado incoherente con la realidad. Si las escenas cotidianas dibujadas por él resultan ser verdaderas idilias, no es culpa ni mérito del artista. ¿Qué podía hacer él si tales escenas idílicas se daban a pesar de todos los horrores del régimen de servidumbre? Tolstói, por supuesto, era consciente de la existencia de estos horrores. Pero no vio la menor necesidad de retratarlos, ya que sus héroes no eran siervos, sino aristócratas bien educados y a su manera amables, que no tenían una relación directa con dichos horrores.
Conociendo nuestra vida de servidumbre y complementando con su propia imaginación lo que no fue contado por el artista, podemos suponer con razón que uno u otro de los siervos de Otrodnoe, que se divirtieron en las Navidades junto con los jóvenes amos, fue muy pronto sometido a un castigo humillante en las caballerizas. Pero los castigos no los aplicaban los jóvenes amos, ni Natasha, ni Sonia, ni Nikolái, ni siquiera el viejo conde Rostov. Los castigos en Otrodnoe eran administrados por el administrador Mitienka. Por lo tanto, Tolstói no tenía nada que decir sobre los castigos; su relato era precisamente sobre los amos: sobre Natasha, Sonia, Nikolái, el viejo conde, etc. En las novelas aristocráticas, aunque fueran multivolumen, había poco espacio para representar el dolor del pueblo {Un detalle interesante. Al recorrer las posiciones rusas en la víspera de la batalla de Schöngrabern, el príncipe Andréi Bolkonski se encontró con una escena de castigo corporal a un soldado. Uno de los oficiales presentes, aparentemente experimentando sufrimiento moral, miró al príncipe con una pregunta, pero… «el príncipe Andréi, habiendo salido a la primera línea, cabalgó por el frente» y no prestó la menor atención a la tortura del soldado. Tampoco se ocupa de ello el conde Tolstói, limitándose a la observación inesperada de que el castigado gritaba «fingidamente». Por qué fingidamente, eso sigue siendo su secreto. Nota de Plejánov}.
En Gógol, la representación de los «nidos nobles», por supuesto, está lejos de ser tan atractiva como en Tolstói o Turguéniev. Pero si Gógol azota con dureza a los Sobakevich, Nozdriov, Manílov y otros, aún así se ocupa poco de los Seliwan, Petrushka, tío Mitiai y otros representantes de la clase oprimida. Su pensamiento también se detenía poco en la psicología de la «propiedad bautizada».
Tolstói dice en alguna parte (creo que en su Confesión) que para él, durante la mayor parte de su vida, las personas en el verdadero sentido de la palabra eran solo las llamadas personas bien educadas, y todas las demás eran «sin más»… Esta es una confesión interesante; sus obras más notables garantizan su veracidad. Y arroja una luz brillante sobre la psicología del artista-aristócrata.
En Nekrásov ya vemos algo completamente diferente. A la representación del dolor del pueblo se dedican todas sus obras más conocidas. Y estas obras arrojan una luz nada atractiva sobre los nidos nobles. Ya en uno de sus primeros poemas, el que tanto le gustaba a Belinski, titulado «La Patria», Nekrásov dice:
Y he aquí otra vez los lugares familiares,
Donde la vida de mis padres, estéril y vacía,
Fluyó entre banquetes, presunción insensata,
Depravación sucia y tiranía mezquina;
Donde la multitud de esclavos oprimidos y temblorosos
Envidiaba la vida de los últimos perros de los señores,
Donde me fue destinado ver la luz de Dios,
Donde aprendí a soportar y a odiar,
Pero, escondiendo vergonzosamente el odio en mi alma,
Donde a veces yo mismo fui terrateniente…I vot oni opyat’ znakomye mesta, // gde zhizn’ ottsov moikh, besplodna i pusta, // tekla sredi pirov, bessmyslennogo chvanstva, // razvrata gryaznogo i melkogo tiranstva; // gde roy podavlennykh i trepetnykh rabov // zavidoval zhityu poslednikh barskikh psov, // gde bylo suzhdeno mne Bozhiy svet uvidet’, // gde nauchilsya ya terpet’ i nenavidet’, // no, nenavist’ v dushe postydno pritaya, // gde inogda pomeshchikom byval i ya…6
Este poema, escrito ya en 1846, nos define claramente el punto de vista con el que Nekrásov mira la antigua vida de los terratenientes. Aunque él mismo era de origen noble, ya no queda en él rastro de idealización de la vida noble: la mira con los ojos de un plebeyo protestante. Se le presenta por su lado negativo, destacando claramente ante él la contradicción de los intereses de los «nobles» explotadores con los de la «chusma» explotada. Si el poeta recuerda a veces su pertenencia a la «noble» clase, es solo para reprocharse por esos períodos de debilidad moral en los que, escondiendo vergonzosamente «el odio» en su alma, él mismo fue terrateniente. Las impresiones de los años juveniles no dejaron nada reconfortante en su alma y la llenaron hasta los bordes de hostilidad hacia el orden servil:
¡No! En mi juventud, turbulenta y severa,
No hay ningún recuerdo reconfortante para el alma.
Pero todo lo que, envolviendo mi vida desde los primeros años,
Cayó sobre mí como una maldición irresistible,
Todo comenzó aquí, en mi tierra natal.
Y al lanzar una mirada de aversión a mi alrededor,
Con alegría veo que el oscuro bosque ha sido talado,
Que el campo se ha secado, y el rebaño duerme inactivo,
Con la cabeza inclinada sobre el arroyo seco,
Y la casa vacía y sombría se tambalea hacia un lado,
Donde el sonido de las copas y el clamor de las festividades
Era acompañado por el eterno murmullo de los sufrimientos reprimidos,
Y solo aquel que asfixiaba a todos con su presencia
Respiraba libremente, actuaba y vivía…Net! V yunosti moey, myatezhnoy i surovoy, // otradnogo dushe vospominanya net! // No vse, chto, zhizn’ moyu oputav s pervykh let, // proklyatyem na menya leglo neotrazimym, // – vsemu nachalo zdes’, v krayu moyem rodimom! // I s otvrashcheniyem krugom kiyaya vzor, // s otradoy vizhu ya, chto srublen temnyy bor, // – v tomyashchiy letniy znoĭ zashchita i prokhlada, – // i niva vyzhzhena, i prazdno dremlet stado, // ponuriv golovu nad vyssokhshim ruchyom, // i na bok valitsya pustoy i mrachnyĭ dom, // gde vtoril zvuku chash i glasu likovaniy // glukhoy i vechnyĭ gul podavlennykh stradaniĭ, // i tolko tot odin, kto vsekh soboy dushil, // svobodno i dyshal, i deĭstvoval, i zhyl…7
He dicho antes que quien se interese por el contenido ideológico y moral de la época del plebeyo culto debe acudir necesariamente a la poesía de Nekrásov. Y de hecho, el pasaje citado, –y podría citar muchos de estos pasajes– representa un ejemplo interesante de la psicología de esa nueva capa social que apenas estaba naciendo entonces, sin comprender la cual no entenderemos ni la tan marcada ruptura posterior de los «hijos» con los «padres»,Aquí Plejánov hace referencia a la novela de Turguénev Padres e Hijos en la que, mediante esta metáfora familiar, se narra el conflicto generacional entre los viejos y nuevos revolucionarios. 8 ni los ataques de Dobroliúbov a los déspotas, ni siquiera la «destrucción de la estética» de Písarev. Todas estas diversas características de un mismo rostro expresan el mismo estado de ánimo, y todas ellas se enraízan en esa actitud fuertemente negativa hacia nuestro orden servil, que impregna por completo la poesía de Nekrásov. Observemos que la negación no se limita en ella solo a la servidumbre o, en general, a la vida de los terratenientes. No, el plebeyo culto niega y odia todo el conjunto de relaciones sociales que surgieron sobre la base de la servidumbre campesina. Es hostil a la nobleza; pero tampoco la burocracia merece misericordia a sus ojos. Ve en el funcionario solo otra variedad, más voraz y servil, del explotador. Nekrásov lo denuncia en su Canción de cuna, llena de un sarcasmo despiadado:
Por toda la provincia se oyó un grito alegre:
Tu padre ha caído bajo juicio — hay muchas pruebas.
Pero tu padre es un conocido pillo,
Sabe su papel.
Duerme tranquilo mientras seas honesto,
Arrorrú, arrorrú.Po gubernii razdalsa // vsem otradnyĭ krik: // Tvoĭ otets pod sud popalsa – // yavnykh t’ma ulik. // No otets tvoĭ – plut izvestnyĭ – // znaet rol’ svoyu. // Spi postrel, pokuda chestnyĭ, // bayushki-bayu.9
El intelectual progresista no se siente atraído por la carrera de funcionario. Si antes Chatski pensaba que servir significaba adular, ahora la intelligentsia progresista ve en el servicio una escuela de corrupción moral:
Serás funcionario de apariencia
Y un canalla en el alma,
Te iré a despedir
Y te diré adiós con la mano.
Pronto te acostumbrarás
A doblar tu espalda…
Duerme, pequeño, mientras eres inocente, arrorrú, arrurrú.Budesh’ ty chinovnik s vidu // i podlets dushoĭ, // provozhat’ tebya ya vyĭdu // i makhnu rukoĭ! // V den’ privyknesh’ ty kartinno // spinu gnuti svoiu… // Spi, postrel, poka nevinnyĭ! Bayushki-bayu.10
La idea política del sistema, surgido de la base feudal y que, lamentablemente, todavía no ha quedado en el recuerdo histórico, consistía en que la burocracia dirigía la nación y satisfacía las necesidades sociales en la medida en que las consideraba legítimas. A los ciudadanos comunes les quedaba ocuparse solo de sus necesidades privadas, sin intervenir en los asuntos públicos, o intervenir solo en la medida en que la previsora burocracia lo permitiera. El ciudadano común que despertaba a la conciencia de sus deberes cívicos seguía siendo considerado poco confiable y a menudo era enviado a lugares bastante «remotos». En un país de poder ilimitado de la burocracia y abuso administrativo, los ciudadanos no tenían nada que hacer. Esa era la teoría. Sin embargo, en la práctica, desde finales del siglo XVIII en Rusia surgieron personas cuyos deseos eran opuestos al ideal oficial. Novikov, Radishchev, los decembristas, Herzen, Ogaryov, Belinski, los petrashevistas, todos ellos veían más allá de sus intereses personales y no querían «deshonrar el rango de ciudadano». Pero mientras el viejo orden no se tambaleaba por el desarrollo económico, estas personas «extrañas» eran una rara excepción, solas golondrinas que no hacían primavera, y se ahogaban en la pesada atmósfera de letargo general. «¡Por qué nos despertamos!», exclama Herzen en su diario.
Solo cuando el desarrollo económico sacudió las bases del orden feudal y surgió una capa de intelectuales progresistas, comenzó un movimiento social por ideales cívicos casi continuo. Cuantos más obstáculos encontraba este movimiento, más evidente se hacía que su especialidad en la vida era no tener ninguna especialidad, salvo la del ciudadano luchador por un futuro mejor para su país. Nekrásov, que nunca fue luchador, comprendió con su sensibilidad poética la psicología del nuevo tipo social. Ya en el poema El poeta y el ciudadano (1856) encontramos estas líneas expresivas:
¡Ay! ya tenemos bastantes comerciantes, cadetes,
Burgueses, funcionarios, nobles,
Hasta poetas nos sobran,
¡Pero necesitamos, necesitamos ciudadanos!
¿Pero dónde están? ¿Quién no es senador,
Ni escritor, ni héroe,
Ni líder, ni plantador?
¿Quién es ciudadano de su patria?
¿Dónde estás? ¡Respóndenos! No hay respuesta,
Y hasta el alma del poeta
Le es ajena su poderoso ideal.
Pero si está entre nosotros,
¡Cuántas lágrimas derrama!Ah! budet s nas kuptsov, kadetov, // meshchan, chinovnikov, dvoryan, // dovol’no dazhe nam poetov, // no nuzhno, nuzhno nam grazhdan! // No gde zh oni? Kto ni senator, // ni sochinitel’, ni geroĭ, // ni predvoditel’, ni plantator, // kto grazhdanin strany rodnoĭ? // Gde ty? otkliknis’! Net otveta, // i dazhe chuzhd dushe poeta // ego moguchiy ideal! // No esli est’ on mezhdu nami, // kakimi plachet on slezami!11
La medida en que Nekrásov no era ajeno al poderoso ideal de ciudadano se muestra en otro pasaje del mismo poema:
El hijo no puede mirar con calma
El sufrimiento de su madre,
El ciudadano digno
No será frío hacia su patria,
Para él no hay reproche más duro…
Ve al fuego por el honor de la patria,
Por convicción, por amor…
Ve y muere sin tacha;
No morirás en vano… La obra será sólida,
Cuando bajo ella fluya sangre.Ne mozhet syn glyadet’ spokoĭno // na gore materi rodnoĭ, // ne budet grazhdanin dostoĭnyĭ // k otchizne kholoden dushoĭ, // emu net gor’she ukorizny… // Idi v ogon’ za chest’ otchizny, // za ubezhden’e, za lyubov’… // Idi i gibni bezuprechno; // umresh’ ne darom… Delo prochno, // kogda pod nim struitsya krov’.12
En otro lugar, el poeta se dirige a una madre que, preocupada, piensa en el destino que espera a sus tres hijos:
No llores por ellos, madre mártir,
Pero diles desde temprana edad:
¡Hay épocas, hay siglos enteros,
En los que no hay nada más deseado,
Más hermoso que una corona de espinas!Ne plach’ nad nimi, muchenitsa-mat’! // No govorí im s molodosti rannéĭ: // est’ vremena, est’ celye veka, // v kotorye net nichego zhelanneĭ, // prekrasnee ternovogo venka!..13
Aquí la poesía de Nekrásov, que nunca fue revolucionario, se convierte en poesía revolucionaria, y no es de extrañar que pasajes como este fueran memorizados por los intelectuales progresistas rusos. Estos pasajes no han perdido su relevancia hasta hoy y no la perderán mientras la humanidad avanzada siga luchando por su ideal. Y, por lo visto, no se librará de esta necesidad en un futuro cercano, ya que no se observa en ninguna parte el desgaste de las contradicciones sociales prometido por los «críticos del marxismo».
¿Cuáles son las convicciones por las que el ciudadano debe lanzarse al fuego y, si es necesario, derramar su sangre? En las obras poéticas sería extraño buscar demandas sociales y políticas formuladas con precisión. Pero, expresando las aspiraciones del intelectual progresista ruso, la poesía de Nekrásov plantea al ciudadano una tarea bastante clara. Esta tarea consiste en liberar al pueblo ruso de la opresión multifacética impuesta por nuestro viejo orden feudal, que, como ya he dicho, aún no ha sido completamente eliminado. La situación del pueblo ruso, según Nekrásov, se ve claramente en el poema Reflexiones en la puerta principal:
¡Tierra natal!
Dime un lugar
donde no haya visto un rincón
donde tu sembrador y guardián,
donde el campesino ruso no gima.
Gime en los campos, en los caminos,
gime en las cárceles, en los presidios,
en las minas encadenado;
gime bajo el pajar, bajo el montón,
durmiendo en el campo bajo la carreta;
gime en su pobre casa
sin alegrarse del sol de Dios;
gime en cada ciudad perdida
a las puertas de los tribunales y palacios.
Sal a la orilla del Volga: ¿de quién es ese gemido
que resuena sobre el gran río ruso?
Ese gemido aquí se llama canción:
Son los barqueros que van tirando de la cuerda.
¡Volga! ¡Volga! En primavera, cuando creces,
no inundas los campos tanto
como la gran pena del pueblo
que llena nuestra tierra.
Donde hay pueblo, hay gemido…Rodnaya zemlya! // Nazovi mne takuyu obitel’, // ya takogo ugla ne vidal, // gde by seyatel’ tvoj i khraniteli, // gde by russkiy muzhik ne stonal. // Stonet on po polyam, po dorogam, // stonet on po tyur’mam, po ostrogam, // v rudnikakh na zheleznoy tsepi; // stonet on pod ovinom, pod stogom, // pod telegoy nochuya v stepi; // stonet v sobstvennom bednom domishke. // Svetu Bozh’ego solntsa ne rad; // stonet v kazhdom glukhom gorodishke // u pod’ezdov sudov i palat. // Vyd’ na Volgu: cheĭ ston razdaetsya // nad velikoyu russkoyu rekoy? // Etot ston u nas pesney zovyotsya: // to burlaki idut bechevoĭ. // Volga! Volga! vesnoĭ mnogovodnoĭ // ty ne tak zalivayesh’ polya, // kak velikoyu skor’byu narodnoy // perepolnilas’ nasha zemlya! // Gde narod, tam i ston…14
Servir a este pueblo desdichado, luchar contra la «falsa injusticia» que lo oprime, es el primer deber del ciudadano, la primera obligación del hijo pensante de la tierra, que no puede «mirar con calma el sufrimiento de su madre»:
El destino del pueblo,
su felicidad,
la luz y la libertad,
¡primero que todo!Dolya naroda, // schast’e ego, // svet i svoboda – // prezhde vsego!15
Este servicio al pueblo oprimido, esta lucha por su liberación, no solo es un deber moral, sino también una necesidad irresistible para el hombre honesto y pensante:
La visión de las desgracias del pueblo
es insoportable, amigo mío,
la felicidad de las mentes nobles
es ver el bienestar a su alrededor…Zrelishe bedstviy narodnykh // nevyrosimo, moĭ drug, // schast’e umov blagorodnykh – // videt’ dovol’stvo vokrug…16
Así pensaba toda aquella desinteresada intelligentsia que desde finales de los años cincuenta se preguntaba: «¿qué hacer?» para sacar al pueblo de su difícil situación, y para quienes esta maldita pregunta sigue siendo la más candente, la más «maldita» de todas. En vista de esto, se comprende perfectamente por qué esta intelligentsia no solo devoraba los versos de Nekrásov, sino que también consideraba su talento superior al de Pushkin y Lérmontov: él daba expresión poética a sus propios ideales sociales; su «musa de la venganza y la tristeza» era su propia musa.
En su prefacio a la traducción rusa de la novela de von Polenz El campesino, el conde Tolstói expresa su pesar por el hecho de que en los últimos 50 años ha descendido considerablemente el gusto y el sentido común del público lector ruso. «Se puede diagnosticar esta tendencia en todas las ramas de la literatura», dice, «pero mencionaré solo algunos ejemplos más notorios y que me son más familiares. En la poesía rusa, por ejemplo, después de Pushkin y Lérmontov (Tútsiev suele ser olvidado), la fama poética pasa a poetas muy dudosos: Maikov, Polonsky, Fet, luego a Nekrásov, que carece completamente de talento poético, después a Tolstói el poeta, artificial y prosaico, y luego a Nadson, débil y monótono, y finalmente a Apújtin, absolutamente inútil, y después todo se mezcla, y aparecen poetas, que se cuentan por legión, que ni siquiera saben qué es la poesía ni qué significa lo que escriben, ni para qué escriben».
No voy a señalar todas las imprecisiones contenidas en este pasaje. Aquí, como en todas las opiniones del conde Tolstói, hay demasiada simplicidad y abstracción. Sin embargo, sus palabras me interesan solo en la medida en que se refieren a Nekrásov. Y desde esta perspectiva, son muy instructivas. Decir que Nekrásov carece completamente de talento poético es expresar una idea cuya falsedad es evidente. Aunque casi cada poema de Nekrásov en su conjunto presenta más o menos fallos frente a los requisitos del gusto estético riguroso, en muchos de ellos se pueden encontrar pasajes claramente marcados por el sello de un talento indiscutible {Aunque tiene también algunas obras completamente impecables, por ejemplo, su famoso Tío Vlas. Nota de Plejánov.}. Y el conde Tolstói no concibe estos pasajes porque, en general, le es completamente ajeno el ánimo de la música de Nekrásov. Su propio desarrollo intelectual y moral siguió un camino que no tiene nada que ver con el desarrollo intelectual y moral de los nuevos intelectuales rusos. Tolstói es un noble hasta la punta de los dedos, incluso cuando parece ser un revolucionario. En su negación no hay ni un átomo de tendencias innovadoras.
Recordemos la «Canción» de Nekrásov de La caza del oso:
Déjame ir, madre mía,
Déjame ir, sin discutir,
No soy una hierba silvestre,
Crecí junto al mar,
No soy una pequeña vela de pescador,
Los barcos me sueñan.
¡Aburrida! En esta vida tan languida
Los días se alargan.
Aquí, como en una jaula, estoy atrapado,
El sueño profundo me rodea…
Déjame ir, madre mía,
A un espacio amplio… etc.
Recuerden este poema y díganme, ¿acaso no se sentiría emocionada una de esas muchas chicas de hoy en día que anhelan ir a un «curso», a San Petersburgo, a Moscú, al extranjero, y que se encuentran con la resistencia amorosa, tierna, pero difícil de superar de madres, padres o familiares cercanos? Es difícil entristecer a esos seres, es difícil separarse de ellos, pero al mismo tiempo la vida casera se hace cada vez más insoportable, y las imágenes de esos «barcos», que navegan por el «amplio horizonte» de la vida consciente, se hacen cada vez más grandiosas y atractivas, y es entonces cuando la joven comienza a asegurar a sus seres queridos que solo en uno de esos «barcos» encontrará satisfacción moral, y que es en vano que sus seres queridos discutan con ella. Y estas son las mismas palabras que Nekrásov convierte en forma poética: «¡Déjame ir, madre mía!». ¿Cómo no entusiasmarse con su poema? ¿Y cómo no enamorarse del poeta mismo? Y Nekrásov tiene muchos poemas que expresan tan acertadamente los sentimientos de los jóvenes intelectuales. Es por eso que los jóvenes intelectuales simplemente no entenderían a alguien que quisiera demostrarles que Nekrásov no es un poeta. «Déjenos juzgar sobre esto», le dirían a esa persona, y tendrían toda la razón.
Como prueba de que Nekrásov, con sus poemas, despertó y expresó las aspiraciones progresistas de la juventud avanzada de su tiempo, traigo un recuerdo de mi vida personal.
Entonces estaba en el último año de la escuela militar. Estábamos sentados después del almuerzo en un grupo de varios amigos leyendo a Nekrásov. Apenas habíamos terminado de leer El ferrocarril, cuando sonó la señal que nos llamaba al ejercicio militar. Guardamos el libro y nos dirigimos al arsenal por los fusiles, profundamente impresionados por todo lo que acabábamos de leer. Cuando formamos filas, mi amigo S. se acercó a mí y, apretando el cañón del fusil, susurró: «¡Vaya, si tomara este fusil y fuera a luchar por el pueblo ruso!». Estas palabras, susurradas furtivamente a unos pocos pasos de los estrictos oficiales militares, quedaron grabadas profundamente en mi memoria; las recordaba cada vez que volvía a leer El ferrocarril.
En el servicio al pueblo, Nekrásov ve la principal tarea del ciudadano. Por eso, el pueblo se convierte en el principal héroe de sus obras. Pero, ¿qué nos cuenta sobre este héroe? Ya sabemos que su situación es extremadamente difícil. Pero eso no es suficiente. Queremos saber qué hace él mismo para aliviar su sufrimiento.
Sobre este asunto, Nekrásov nos ofrece muy pocas noticias consoladoras. Su pueblo no sabe luchar ni se da cuenta de la necesidad de luchar. La principal característica de este pueblo es la paciencia eterna. He aquí lo que escribe Nekrásov en 1858:
Deseemos buena noche a aquel
Que todo lo soporta por Cristo,
Cuyos ojos severos no lloran,
Cuyos labios mudos no se quejan,
Cuyas manos trabajan,
Dejándonos respetuosamente a nosotros
Sumidos en el arte, la ciencia,
Dejándonos entregarnos a los sueños y pasiones;
Que camina por la vida cotidiana
En la oscura y profunda noche,
Sin entender el derecho, ni a Dios,
Como en una prisión subterránea sin luz.Pozhelaem tomu dobroĭ nochi, // kto vse terpit vo imya Khrista, // chi ne plachut surovye ochi, // chi ne ropshchut nemye usta, // chi rabotayut grubye ruki, // predostaviv pochtitel’no nam // pogruzhat’sya v iskusstva, nauki, // predavat’sya mechtam i strastyam; // kto bredet po zhiteĭskoĭ doroge // v besprosvetnoĭ, glubokoĭ nochi, // bez ponyat’ya o prave, o Boge, // kak v podzemnoĭ tyur’me bez svechi.17
No se puede imaginar nada más desolador que este cuadro. Es el último grado de la opresión. A ese pueblo solo se le puede desear «buenas noches»: es incapaz de despertar. A menudo Nekrásov retrata esta idea; sus Reflexiones junto al portal de entrada terminan con la siguiente pregunta:
… ¡Ay, corazón!
¿Qué significa tu llanto interminable?
¿Despertarás, lleno de fuerzas,
O, obedeciendo a la ley del destino,
Todo lo que pudiste ya lo hiciste,
Creaste una canción semejante a un llanto,
Y espiritualmente ya has descansado?… Ekh, serdechnyi! // Chto zhe znachit tvoĭ ston beskonechnyi? // Ty prosnesh’sya l’, ispolnennyi sil, // Il’, sudeb povinuyas’ zakonu, // Vse, chto mog, ty uzhe sovershil, – // Sozdal pesnyu, podobnuyu stonu, // I dukhovno na veki pochil?18
Dos años después, en 1860, Nekrásov, en su poema En el Volga, describe al burlak, quien lo impresiona con la misma infinita paciencia y con la misma torpeza de pensamiento:
¡Triste, sombrío burlak!
Como te conocí en mi niñez,
Así te vi ahora:
Cantando la misma canción,
Llevando la misma carga,
En los rasgos de tu rostro cansado
Está la misma sumisión sin fin…
Tu padre gimió durante cuarenta años,
Vagando por estas orillas,
Y antes de morir no sabía
Qué legar a sus hijos.
Y, como él, no te tocó a ti
Encontrar la pregunta:
¿Qué tan peor sería tu destino
Si menos pacientemente soportaras?Unylyĭ, sumrachnyy burlak! // Kakim tebya ya v detstve znal, // Takim i nynye uvidal: // Vse tu zhe pesnyu ty poyosh’, // Vse tu zhe lyamku ty nesyosh’, // V chertakh ustalogo litsa // Vse ta zh pokornost’ bez kontsa… // Otec tvoy sorok let stonal, // Brodya po etim beregam, // I pered smert’yu ne znal, // Chto zapovedat’ synovyam. // I, kak yemu, ne dovelos’ // Tebe natknut’sya na vopros: // Chem khuzhe byl by tvoy udel, // Kogda b ty menee terpel?..19
Nekrásov sabe que los caracteres de las personas se forman bajo la influencia del entorno social que las rodea, y no se engaña en absoluto sobre las características de ese entorno en el que se formó el carácter del pueblo ruso:
Firme es el entorno severo,
Donde generaciones de personas
Viven y mueren sin dejar rastro
Ni lecciones para los hijos.Prochna surovaya sreda, // Gde pokolenija lyudey // Zhivut i gibnut bez sleda // I bez uroka dlya detey!20
Posteriormente, cuando el «entorno severo» perdió parte de su solidez bajo la presión de los «nuevos vientos» de los años sesenta, e incluso los más prudentes representantes de la inteligencia radical, como N.G. Chernishevski, no eran ajenos a las expectativas más optimistas, Nekrásov adoptó una visión más esperanzadora sobre el pueblo ruso. Ya no le asaltaba la pesada duda sobre su futuro; por el contrario, este futuro se presentaba ante su imaginación con colores brillantes. Exclama en El ferrocarril, escrito en 1864:
No temas por nuestra querida patria…
El pueblo ruso ya ha soportado bastante,
soportó también este ferrocarril,
soportará todo lo que Dios le envíe!
Soportará todo,
y con su pecho claro se abrirá un camino amplio para sí…Da ne robey za otchiznu lyubeznuyu… // Vynes dostatochno russkiy narod, // Vynes i etu dorogu zheleznuyu – // Vyneset vse, chto Gospod’ ni poshet! // Vyneset vse – i shirokuyu, yasnuyu // Grudyu dorogu prolozhit sebe…21
Pero las viejas impresiones aún estaban demasiado vivas en el poeta como para que el futuro feliz el pueblo ruso le pareciera cercano. No, aún está muy, muy lejos; ni él mismo ni el niño Vania, con quien conversa, llegarán a verlo:
Solo lamento que vivir en esta hermosa época
ya no me tocará a mí ni a ti…
Y el presente aún conserva las sombrías características del pasado reciente. El pueblo sigue asombrando por su paciencia:
Nos desgarramos bajo el calor, bajo el frío
con la espalda siempre doblada,
vivimos en chozas, luchamos contra el hambre,
nos congelábamos y mojábamos, sufríamos de escorbuto;
nos robaban los escribanos y recaudadores,
nos golpeaba la autoridad, nos aplastaba la miseria,
todo lo sufrimos, siervos de Dios,
niños pacíficos del trabajo…My nadryvalis’ pod znoem, pod kholodom // S vechno sognutoy spinoi, // Zhili v zemlyankakh, borolisya s golodom, // Merzli i mokli, boleli tsingoy; // Grabili nas gramotei-desyatniki, // Seklo nachal’stvo, davila nuzhda, // Vse preterpeli my, // Bozhiye ratniki, // Mirnye deti truda!22
Y, como siempre, el pueblo oprimido y explotado está dispuesto a adorar casi a sus opresores por una miserable limosna, por un vaso de vodka. Esto, como es evidente, le duele profundamente a Nekrásov, y su poema recién citado termina con una escena desoladora:
En un abrigo azul, el respetable comerciante,
Gordo, bajo, rojo como el cobre,
Viaja el contratista por la línea en fiesta.
Va a ver sus trabajos.
La gente festiva se aparta con dignidad…
El comerciante se limpia el sudor de la cara
Y dice, poniéndose en pose teatral:
«Está bien… nada mal… buen chico… buen chico!
Con Dios, ahora a casa, los felicito!
(¡Fuera los sombreros, cuando hablo yo!)
Voy a poner un barril de vino para los obreros
Y les doy un perdón de impuestos…»
Alguien gritó «¡Hurra!» Lo recogieron
Más fuerte, más unido, más prolongado…
Mirad, los encargados empujaban el barril…
¡Aquí ni el perezoso pudo quedarse atrás!
La gente desenganchó los caballos y, con un grito de «¡Hurra!»
Llevaron al comerciante por el camino.V sinem kaftane – pochtënnyy labaznik, // Tolstyy, prisadistyy, krasnyy, kak med’, // Yedet podryadchik po linii v prazdnik. // Yedet raboty svoi posmotret’. // Prazdnyy narod rasstupayetsya chinno… // Pot otyirayet kupchina s litsa // I govorit, podbochenyas’ kartinno: // «Ladno… nishto… molodtsa… molodtsa!.. // S Bogom teper’ po domam, pozdravlyayu! // (Shapki doloy, – koli ya govoryu!) – // Bochku rabochim vina vystavlyayu // I – nedoimku daryu!!» // Kto-to «ura» zakrichal. Podkhvatili // Gromche, druzhnee, protyazhnee… Glyad’ // – S pesney desyatniki bochku katili… // Tut i lenivyy ne mog ustoyat’! // Vypryag narod loshadej – i kupchinu // S krikom «ura» po doroge pomchal…23
Cabe señalar de pasada que este cuadro fue escrito por una mano verdaderamente artística y que, solo por esta escena, se puede perdonar a Nekrásov muchas de las imperfecciones y defectos de El ferrocarril. ¡Es extraño cómo Tolstói pudo haber pasado por alto tal escena!
Los años setenta fueron para nosotros el tiempo famoso de la «ida al pueblo». Nuestra intelligentsia revolucionaria esperaba que su propaganda y agitación pronto provocaran una rebelión popular. Nekrásov valoraba mucho el valor de los revolucionarios. Es conocido su hermoso poema, escrito, si no me equivoco, después del «proceso de los cincuenta», que comienza con las palabras:
Se silenciaron los honestos, valientemente caídos,
Se silenciaron sus voces solitarias.
Por el pueblo desafortunado, que clamaba…Smol’kli chestnye, doblestno pavshiye, // Smol’kli ikh golosa odinokiye. // Za neschastnyy narod vopiyavshiye…24
Pero por todo lo que se ve, él no podía creer, ni por un momento, en la posibilidad de un amplio movimiento revolucionario entre el pueblo. En ese mismo poema, donde habla con tal sentimiento de los revolucionarios condenados, llama a Rusia un país sin respuesta, donde todo lo honesto y vivo está corrupto. La rebelión popular probablemente no lo habría asustado con sus supuestos horrores. Su «gran pecador», el bandido ataman Kudaïar, quien luego se hizo monje y sobre quien «cierto santo» impuso como penitencia la tarea de talar un roble de tres abrazos, recibió perdón de sus pecados tan pronto como clavó su cuchillo en el corazón de un cruel terrateniente, el señor Glujovski:
Justo en ese momento el señor, ensangrentado,
Cayó con la cabeza sobre el estribo.
Un árbol gigantesco se desplomó,
El eco sacudió todo el bosque.
El árbol se desplomó, y rodó
El peso de los pecados del monje…Tol’ko chto pan okrovavlennyy // Pal golovoy na sedlo. // Rukhnulo drevo gromadnoye, // Ekho ves’ les potryaslo. // Rukhnulo drevo, skatilosya // S inoka bremya grekhov…25
Sin embargo, la cuestión no era cómo Nekrásov habría reaccionado a la rebelión popular, sino si era posible en las condiciones de la época. Como he dicho, en mi opinión, él consideraba que esto era completamente impensable. Es cierto que en sus versos resulta que solo aquellos representantes de la inteligencia radical que se sacrifican por el pueblo viven con alegría y libertad:
Sería para nuestros viajeros bajo un techo natal,
Si supieran lo que le ocurrió a Grisha…Byt’ by nashim strannikam pod rodnoyu krysheyu, // Yesli b znat’ mogli oni, chto tvorilos’ s Grisheyu…26
Pero el problema es que los peregrinos, los campesinos de diferentes aldeas que decidieron no regresar a casa hasta resolver quién vive alegremente en Rusia,Referencia al título de uno de los principales poemas de Nekrásov.27 no sabían lo que le había pasado a Grisha, y no podían saberlo. Las aspiraciones de nuestra intelligentsia radical seguían siendo desconocidas e incomprendidas por el pueblo. Sus mejores representantes, sin pensarlo, se sacrificaban por la liberación del pueblo; pero él permanecía sordo a sus llamados y a veces estaba dispuesto a apedrearlos, viendo en sus planes solo nuevas artimañas de su enemigo hereditario: la nobleza. Y en esto radicaba la gran tragedia de la historia de la intelligentsia radical rusa. Nekrásov vivió esa tragedia a su manera. Él, que se consideraba llamado a cantar las penas del pueblo ruso, dice tristemente casi antes de su muerte:
Pronto me convertiré en presa de la descomposición.
Es difícil morir, pero es bueno morir;
No pido compasión de nadie,
Y no habrá quien me lamente.
No gané para la nobleza de nuestra familia
El brillo con mi lira;
Muero tan ajeno al pueblo
Como comencé a vivir.Skoro stanu dobycheyu tlén’ya. // Tyazhelo umirat’, khorosho umeryet’; // Nichego ne proshu sozhalén’ya, // Da i nekomu budet zhalet’. // Ya dvor’yanskomu nashemu rodu // Bleska liroy moyey ne styzhal; // Ya naskol’ko zhe chuzhdym narodu // Umirayu, kak zhit’ nachinal.28
¡Triste conclusión! ¡Pesada conciencia! Y es notable que muy pronto después de la muerte de Nekrásov, muchos pensaron que la misma conclusión se daba como resultado de sus esfuerzos ilustrados en el campesinado. Nekrásov murió el 27 de diciembre de 1877 [del antiguo calendario]. Y a finales de 1879, el periódico revolucionario clandestino ruso Voluntad del Pueblo (Naródnaya Volya) declaró que trabajar en el pueblo en esas condiciones significaba golpear contra el hielo. Esto era equivalente a reconocer que, a finales de los setenta, la intelectualidad radical seguía siendo tan ajena al pueblo como lo había sido en la época en que Nekrásov comenzó a vivir.
Las condiciones existentes hacían imposible la labor revolucionaria en el pueblo; y sin esa labor, no se podía esperar un cambio favorable en las condiciones existentes, como lo demostró el fracaso del «Partido de la Voluntad del Pueblo» (Partiya Naródnoy Volii), que intentó poner fin al orden de las cosas con las fuerzas de la intelligentsia por sí sola. Toda la historia espiritual de nuestra intelectualidad radical se reduce a los esfuerzos por resolver esta contradicción.
Ahora, afortunadamente, la vida ha resuelto esta contradicción, es decir, el mismo curso del desarrollo económico que hizo necesarias las reformas de Alejandro II.
Ahora, bajo la influencia del desarrollo económico, en nuestro «pueblo» ha surgido una nueva clase, infinitamente más sensible, dinámica, receptiva e impaciente que el campesinado que desgarraba el corazón de Nekrásov con sus gemidos y lo llevaba a la desesperación con su paciencia interminable. Esta clase, la clase proletaria, nos muestra de manera inequívoca que no tiene ninguna intención de «dejar amablemente» que las clases altas disfruten de todos los bienes materiales y espirituales de la vida, dejándole a ella solo el trabajo físico pesado. El proletariado ruso ya no vive en «una noche sin amanecer y profunda»: él, en la persona de sus mejores representantes, ya ve el brillante amanecer de su liberación. Sus «ojos severos» ya no «lloran»: arden con el noble deseo de luchar, con la conciencia de su fuerza. Sus «bocas» no permanecen «silenciosas»: llaman a la batalla. Y sería extraño desearle «buena noche», ¡a él, que sacude el pesado sueño y se dispone con ánimo a su gran trabajo histórico!
Con la aparición del proletariado comenzó en nuestro país una nueva era, notable porque incluso el campesino ya no es tan inmóvil como lo era en la época de la vida de Nekrásov. Las nuevas relaciones económicas, transformando nuevamente nuestra sociedad, que alguna vez fue tan «sólida», también transforman el carácter de nuestro pueblo.
A Nekrásov no le fue dado vivir hasta esta nueva era. Pero si hubiera vivido, habría visto que en la Rusia contemporánea hay personas que, a pesar de todo, viven mucho más alegremente y con mucha más libertad que su Grisha: estas personas son los trabajadores, los proletarios, que se han dedicado a la lucha por la liberación de su clase y están firmemente convencidos de la inevitabilidad histórica de esa liberación.
Y al conocer y comprender a estos nuevos hombres en Rusia, tal vez habría escrito en su honor una nueva y emocionante «canción», no «hambrienta» ni «salada», sino combativa, una «Marsellesa» rusa, en la que aún se escucharían los ecos de «venganza», pero en la que los sonidos de «tristeza» serían reemplazados por los de una alegre certeza en la victoria. Con el cambio del carácter popular, tal vez también habría cambiado el carácter de su música.
Pero la muerte ya ha segado a Nekrásov. El poeta de los raznochintsy ya ha desaparecido de la escena literaria, y ahora solo nos queda esperar la aparición en ella de un nuevo poeta, el poeta de los proletarios.
(Ed. «Liga extranjera de los socialistas revolucionarios rusos», Ginebra, 1903)
Notas:
- Pokoen, prochen i legók // Na divo slazhennyi vozók…
- Pokoen, prochen i legók // Kátitsya górodom vozók…
- Ot ligkuyuschikh, prazdno boltayuschikh, // Obagryayuschikh ruki v krovi // Uvedí menyá v stán poguibayuschikh…
- A vladelets roskóshnykh palát eshchió snom byl glubókim ob’yat… // Ty, schitáyushchiy zhiznyú zavídnoyu upoyéniye lést’yu bestýdnoyu, volokítstvo, obzhórstvo, igrú, – // probudís’! Yest’ eshchió naslázhdénie: vorotí ikh! V tebé ikh spaséniye! // No schastlívyye glúkhi k dobrú… // Ne strashát tebya grómy nebésnyye, a zemnyé ty dérzhish’ v rukákh, // i nesút éti lyudí bezvéstnyye neiskhódnoye górye v serdtákh…
- La categoría de raznochintsy creció significativamente durante el recorte masivo de la categoría de personas de la clase de servicio (en ruso: служилые люди, una categoría social más que estaba obligada a ejercer o bien en la administración o bien en el ejército) en la segunda mitad del siglo XVII. Los raznochintsy pertenecían al estamento sujeto a impuestos, es decir, aquellos que debían pagar el impuesto de capitación. A mediados del siglo XVIII se abolió esta categoría y una parte importante de los raznochintsy pasaron a formar parte del campesinado, pero muchos se convirtieron en comerciantes y en diversas categorías urbanas ( sosloviya urbana). Como resultado, los raznochintsy de los siglos XVII y XVIII contribuyeron significativamente al crecimiento urbano de Siberia, eran algo así como una burguesía incipiente.Más tarde, en el habla común el término adquirió un significado algo distinto: raznochintsy pasó a denotar a las personas de origen no noble que, debido a su educación, estaban excluidas del estatus de contribuyentes y podían solicitar el estatus de ciudadanía distinguida personal. Un número importante de intelectuales rusos del siglo XIX eran raznochintsy.
- I vot oni opyat’ znakomye mesta, // gde zhizn’ ottsov moikh, besplodna i pusta, // tekla sredi pirov, bessmyslennogo chvanstva, // razvrata gryaznogo i melkogo tiranstva; // gde roy podavlennykh i trepetnykh rabov // zavidoval zhityu poslednikh barskikh psov, // gde bylo suzhdeno mne Bozhiy svet uvidet’, // gde nauchilsya ya terpet’ i nenavidet’, // no, nenavist’ v dushe postydno pritaya, // gde inogda pomeshchikom byval i ya…
- Net! V yunosti moey, myatezhnoy i surovoy, // otradnogo dushe vospominanya net! // No vse, chto, zhizn’ moyu oputav s pervykh let, // proklyatyem na menya leglo neotrazimym, // – vsemu nachalo zdes’, v krayu moyem rodimom! // I s otvrashcheniyem krugom kiyaya vzor, // s otradoy vizhu ya, chto srublen temnyy bor, // – v tomyashchiy letniy znoĭ zashchita i prokhlada, – // i niva vyzhzhena, i prazdno dremlet stado, // ponuriv golovu nad vyssokhshim ruchyom, // i na bok valitsya pustoy i mrachnyĭ dom, // gde vtoril zvuku chash i glasu likovaniy // glukhoy i vechnyĭ gul podavlennykh stradaniĭ, // i tolko tot odin, kto vsekh soboy dushil, // svobodno i dyshal, i deĭstvoval, i zhyl…
- Aquí Plejánov hace referencia a la novela de Turguénev Padres e Hijos en la que, mediante esta metáfora familiar, se narra el conflicto generacional entre los viejos y nuevos revolucionarios.
- Po gubernii razdalsa // vsem otradnyĭ krik: // Tvoĭ otets pod sud popalsa – // yavnykh t’ma ulik. // No otets tvoĭ – plut izvestnyĭ – // znaet rol’ svoyu. // Spi postrel, pokuda chestnyĭ, // bayushki-bayu.
- Budesh’ ty chinovnik s vidu // i podlets dushoĭ, // provozhat’ tebya ya vyĭdu // i makhnu rukoĭ! // V den’ privyknesh’ ty kartinno // spinu gnuti svoiu… // Spi, postrel, poka nevinnyĭ! Bayushki-bayu.
- Ah! budet s nas kuptsov, kadetov, // meshchan, chinovnikov, dvoryan, // dovol’no dazhe nam poetov, // no nuzhno, nuzhno nam grazhdan! // No gde zh oni? Kto ni senator, // ni sochinitel’, ni geroĭ, // ni predvoditel’, ni plantator, // kto grazhdanin strany rodnoĭ? // Gde ty? otkliknis’! Net otveta, // i dazhe chuzhd dushe poeta // ego moguchiy ideal! // No esli est’ on mezhdu nami, // kakimi plachet on slezami!
- Ne mozhet syn glyadet’ spokoĭno // na gore materi rodnoĭ, // ne budet grazhdanin dostoĭnyĭ // k otchizne kholoden dushoĭ, // emu net gor’she ukorizny… // Idi v ogon’ za chest’ otchizny, // za ubezhden’e, za lyubov’… // Idi i gibni bezuprechno; // umresh’ ne darom… Delo prochno, // kogda pod nim struitsya krov’.
- Ne plach’ nad nimi, muchenitsa-mat’! // No govorí im s molodosti rannéĭ: // est’ vremena, est’ celye veka, // v kotorye net nichego zhelanneĭ, // prekrasnee ternovogo venka!..
- Rodnaya zemlya! // Nazovi mne takuyu obitel’, // ya takogo ugla ne vidal, // gde by seyatel’ tvoj i khraniteli, // gde by russkiy muzhik ne stonal. // Stonet on po polyam, po dorogam, // stonet on po tyur’mam, po ostrogam, // v rudnikakh na zheleznoy tsepi; // stonet on pod ovinom, pod stogom, // pod telegoy nochuya v stepi; // stonet v sobstvennom bednom domishke. // Svetu Bozh’ego solntsa ne rad; // stonet v kazhdom glukhom gorodishke // u pod’ezdov sudov i palat. // Vyd’ na Volgu: cheĭ ston razdaetsya // nad velikoyu russkoyu rekoy? // Etot ston u nas pesney zovyotsya: // to burlaki idut bechevoĭ. // Volga! Volga! vesnoĭ mnogovodnoĭ // ty ne tak zalivayesh’ polya, // kak velikoyu skor’byu narodnoy // perepolnilas’ nasha zemlya! // Gde narod, tam i ston…
- Dolya naroda, // schast’e ego, // svet i svoboda – // prezhde vsego!
- Zrelishe bedstviy narodnykh // nevyrosimo, moĭ drug, // schast’e umov blagorodnykh – // videt’ dovol’stvo vokrug…
- Pozhelaem tomu dobroĭ nochi, // kto vse terpit vo imya Khrista, // chi ne plachut surovye ochi, // chi ne ropshchut nemye usta, // chi rabotayut grubye ruki, // predostaviv pochtitel’no nam // pogruzhat’sya v iskusstva, nauki, // predavat’sya mechtam i strastyam; // kto bredet po zhiteĭskoĭ doroge // v besprosvetnoĭ, glubokoĭ nochi, // bez ponyat’ya o prave, o Boge, // kak v podzemnoĭ tyur’me bez svechi.
- … Ekh, serdechnyi! // Chto zhe znachit tvoĭ ston beskonechnyi? // Ty prosnesh’sya l’, ispolnennyi sil, // Il’, sudeb povinuyas’ zakonu, // Vse, chto mog, ty uzhe sovershil, – // Sozdal pesnyu, podobnuyu stonu, // I dukhovno na veki pochil?
- Unylyĭ, sumrachnyy burlak! // Kakim tebya ya v detstve znal, // Takim i nynye uvidal: // Vse tu zhe pesnyu ty poyosh’, // Vse tu zhe lyamku ty nesyosh’, // V chertakh ustalogo litsa // Vse ta zh pokornost’ bez kontsa… // Otec tvoy sorok let stonal, // Brodya po etim beregam, // I pered smert’yu ne znal, // Chto zapovedat’ synovyam. // I, kak yemu, ne dovelos’ // Tebe natknut’sya na vopros: // Chem khuzhe byl by tvoy udel, // Kogda b ty menee terpel?..
- Prochna surovaya sreda, // Gde pokolenija lyudey // Zhivut i gibnut bez sleda // I bez uroka dlya detey!
- Da ne robey za otchiznu lyubeznuyu… // Vynes dostatochno russkiy narod, // Vynes i etu dorogu zheleznuyu – // Vyneset vse, chto Gospod’ ni poshet! // Vyneset vse – i shirokuyu, yasnuyu // Grudyu dorogu prolozhit sebe…
- My nadryvalis’ pod znoem, pod kholodom // S vechno sognutoy spinoi, // Zhili v zemlyankakh, borolisya s golodom, // Merzli i mokli, boleli tsingoy; // Grabili nas gramotei-desyatniki, // Seklo nachal’stvo, davila nuzhda, // Vse preterpeli my, // Bozhiye ratniki, // Mirnye deti truda!
- V sinem kaftane – pochtënnyy labaznik, // Tolstyy, prisadistyy, krasnyy, kak med’, // Yedet podryadchik po linii v prazdnik. // Yedet raboty svoi posmotret’. // Prazdnyy narod rasstupayetsya chinno… // Pot otyirayet kupchina s litsa // I govorit, podbochenyas’ kartinno: // «Ladno… nishto… molodtsa… molodtsa!.. // S Bogom teper’ po domam, pozdravlyayu! // (Shapki doloy, – koli ya govoryu!) – // Bochku rabochim vina vystavlyayu // I – nedoimku daryu!!» // Kto-to «ura» zakrichal. Podkhvatili // Gromche, druzhnee, protyazhnee… Glyad’ // – S pesney desyatniki bochku katili… // Tut i lenivyy ne mog ustoyat’! // Vypryag narod loshadej – i kupchinu // S krikom «ura» po doroge pomchal…
- Smol’kli chestnye, doblestno pavshiye, // Smol’kli ikh golosa odinokiye. // Za neschastnyy narod vopiyavshiye…
- Tol’ko chto pan okrovavlennyy // Pal golovoy na sedlo. // Rukhnulo drevo gromadnoye, // Ekho ves’ les potryaslo. // Rukhnulo drevo, skatilosya // S inoka bremya grekhov…
- Byt’ by nashim strannikam pod rodnoyu krysheyu, // Yesli b znat’ mogli oni, chto tvorilos’ s Grisheyu…
- Referencia al título de uno de los principales poemas de Nekrásov.
- Skoro stanu dobycheyu tlén’ya. // Tyazhelo umirat’, khorosho umeryet’; // Nichego ne proshu sozhalén’ya, // Da i nekomu budet zhalet’. // Ya dvor’yanskomu nashemu rodu // Bleska liroy moyey ne styzhal; // Ya naskol’ko zhe chuzhdym narodu // Umirayu, kak zhit’ nachinal.