I. Breves apuntes biográficos
Un 19 de febrero de 1906 nacía en la aldea de Ustia, actual Ucrania, Mark Moiseievich Rosental. De extracción social humilde, sufrió la absoluta miseria que imperaba sobre el campesinado durante los últimos años del zarismo, perdiendo a muy temprana edad a sus padres en una de las epidemias que sacudían ocasionalmente las aldeas ucranianas por aquellos años.
Pronto tuvo que ingresar en una fábrica como tornero y, siendo aún adolescente, comenzó a adoptar un rol político entre sus compañeros, redactando materiales agitativos. Tras la Gran Revolución Socialista de Octubre, en 1925, mientras trabajaba en la industria azucarera, ingresa en el Partido Comunista de Rusia (bolchevique) –PC(b)– y asume las tareas de Agitprop en su fábrica. Su desempeño lo llevó a ser elegido responsable de propaganda en la provincia de Nicolaiev y, en 1928, se trasladó a Moscú convocado por el Partido, graduándose en el Instituto de Profesores Rojos en 1933. Desde 1927 el Instituto dependía directamente del Comité Ejecutivo Central de la Unión Soviética y tenía como objetivo la formación de cuadros ideológicos para el Partido. En esta misma institución y por aquellos años impartía clases Mijaíl Lifschitz y se graduaron otros destacados representantes de la filosofía académica soviética, como Mark Mitin, Fédor Konstantinov, Mijail Kammari, Piotr Pospelov o Bonifaci Kedrov, muchos de los cuales tuvieron un papel activo en la lucha política e ideológica contra Deborin y su escuela.
Por aquellos años, Rosental fue colaborador usual en la revista Literaturni Kritik, editada por el círculo de la línea estético-filosófica afín a los planteamientos leninistas de Mijaíl Lifschitz y Györg Lukács. Fue también redactor desde 1936 en la Literaturnoe Obozrenie, y promocionó a redactor jefe de Gospoditizdat, la editorial de publicaciones políticas del Estado soviético. Aún joven, pero ya distinguido como Doctor en Filosofía, ejerció como director del departamento de materialismo dialéctico e histórico en la Escuela Superior de Economía dependiente del Comité Central del Partido Comunista, para la formación de cuadros políticos. En estos últimos años de la década del treinta dirigió la redacción de una de las obras filosóficas más relevantes del siglo XX, el Diccionario filosófico breve.
Con el comienzo de la invasión nazi de 1941, Rosental y su familia fueron evacuados a Sverdlovsk (actual Ekaterimburgo), donde ejerció como jefe adjunto del Departamento de Agitación y Propaganda del Comité Regional del Partido. Con el final de la guerra, ocupó la cátedra de filosofía en la Academia de Ciencias Sociales del Comité Central del Partido. En 1953, y hasta 1956, Rosental también fue editor adjunto en la revista Cuestiones de filosofía, la publicación filosófica más importante de la Unión Soviética a partir de aquellos años –fundada en 1947 y publicada hasta hoy por la Academia de las Ciencias de Rusia–. Entre 1966 y 1969 fue también el jefe del sector de materialismo dialéctico del Instituto de Filosofía de la Academia de las Ciencias de la URSS. Falleció en 1975, dejando tras de sí un gran legado filosófico, con una prolífica obra, y varias hornadas de discípulos y seguidores.
II. El Rosental, diccionario de filosofía
El marxismo-leninismo era la ideología oficial de la Unión Soviética, sus fundamentos filosóficos –el materialismo dialéctico– se ejercían en todas las ramas y planes de estudios del país. Para graduarse como Doctor era preciso aprobar un examen de filosofía marxista-leninista, y los primeros espadas de la filosofía eran figuras muy relevantes de cara al conjunto de los saberes, tanto que eran invitados a todo simposio, conferencia o congreso de importancia, fuese cual fuese la materia discutida. Un ejemplo de la relevancia que tenía la filosofía para la Unión Soviética son los debates en torno a la historia de la filosofía que se dieron en los años 40, donde intervino el mismo Andréi Zhdanov, Secretario del Comité Central del Partido Comunista.Puede leerse sobre el proceso en el Proyecto Filosofía en Español: https://www.filosofia.org/urss/index.htm#f471 Pero este gran peso específico que tenía la filosofía no solo se circunscribía a la educación superior; en la educación media, en institutos y centros de formación profesional, centros politécnicos, etc., se cursaban asignaturas de materialismo dialéctico y marxismo-leninismo. En estos contextos la piedra de toque filosófica para el estudiantado eran los diccionarios.
El primer diccionario filosófico soviético fue el de T.S. Ishchenko, publicado en 1929 y con una segunda edición en 1931. Ishchenko cayó en desgracia acusado de «idealismo menchevizante», es decir, hegelianismo y separación de la teoría y práctica, acusación que recaería en tantos otros en aquella época. Sin embargo, el primer diccionario que trascendió y ocupó un huequito entre los libros de los comunistas de todo el mundo fue el Diccionario filosófico breve (Краткий Философский Словарь), redactado bajo la dirección de Mark Rosental y Pavel Iudin, publicado en 1939. Como vemos, las fechas nos muestran una correspondencia con hitos políticos; estas publicaciones dan buena cuenta de las evoluciones doctrinales producidas entre los XVI y XVIII Congresos del Partido Bolchevique. El Rosental, como conocerían muchos hispanohablantes al diccionario, es un producto de su tiempo, una década trascendental por lo que vino después, el alcance editorial que tuvo y los años en los que se difundiría por todo el mundo, a saber, los años de la Segunda Guerra Mundial y las primeras décadas de la Guerra Fría.
La publicación de 1939 tendría una tirada de 400.000 ejemplares, sumándose 150.000 ejemplares más un año después. Tras la IIGM aparecen cuatro ediciones ampliadas y revisadas, 1951, 1952, 1954 y 1955, las cuales alcanzarían el medio millón de ejemplares.Valdera Gil, Juan Miguel, Fundamentos del Sistema Soviético de Estratificación social. Tesis doctoral, Universidad de Granada, 2024, p. 176. [Disponible en: https://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/35212/2446398x.pdf?sequence=1&isAllowed=y] 2 En 1963, consumada la «desestalinización» tras el XXII Congreso del PCUS, aparece una nueva edición, ampliada y titulada Diccionario filosófico, acorde a la doctrina oficial y los nuevos tiempos de la vida interna del partido. La última edición bajo la dirección de Rosental sería la de 1968.
El Rosental representaba la ortodoxia filosófica soviética, lo que propició que fuera uno de los diccionarios doctrinales más difundidos en el siglo XX. Este diccionario fue traducido a todas las llamadas lenguas mundiales y suprarregionales –la primera edición en español data de 1946, bajo el sello de la montevideana Pueblos Unidos– y, al fijar las coordenadas principales del Diamat, tras la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, las revoluciones china y cubana, sumado a los procesos de descolonización en África, se extenderá por todo el mundo. Es por ello que el Rosental tiene una importancia política fundamental, poniendo en valor el papel que tuvo la Unión Soviética en la difusión del marxismo a escala mundial.
Es importante señalar esto porque, siendo hegemónico en países como el nuestro el desprecio al marxismo soviético, fue este el marxismo en el que se formaron generaciones de revolucionarios de todas las latitudes. Mientras en las democracias burguesas más avanzadas los intelectuales armados con el «verdadero Marx» rechazaban el marxismo del llamado Socialismo Real por dogmático y esquemático, los estudiantes, guerrilleros y militantes antiimperialistas de todos los continentes se formaban con los diccionarios y manuales editados y traducidos por los soviéticos, los cuales siempre reafirmaron el carácter combativo de la doctrina marxista-leninista, frente a la orientación por las sutilezas académicas.
III. Rosental y algunos prejuicios contra el marxismo soviético
Mark Rosental publicó varias decenas de importantes ensayos, sumados a una prolífica producción como articulista y propagandista. En lengua española, además del Diccionario, fueron editados Principios de lógica dialéctica (Pueblos Unidos, 1965), Los problemas de la dialéctica en «El Capital» de Marx (Pueblos Unidos, 1961), Categorías del materialismo dialéctico (Grijalbo, 1960), y Método dialéctico marxista (Pueblos Unidos, 1946). Estas publicaciones, si bien no abarcan el conjunto de temas de su obra, sí podríamos decir que son sus principales contribuciones. Haremos aquí algunas breves apreciaciones contextuales de dos de ellas para reinterpretar algunas consideraciones sobre el marxismo soviético, antes que evaluar pormenorizadamente la sustantividad filosófica de dichas obras, tarea que desborda con mucho las pretensiones de un artículo como este.
Método dialéctico marxista es una obra relativamente corta y que se ajusta a la línea marcada por el escrito de Stalin de 1938 (de nuevo, la importancia de la fecha) Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Y no solo porque dicho escrito sea una referencia citada, sino porque marca pautas como el abandono del análisis de las categorías filosóficas –que se abordaría posteriormente– en detrimento precisamente de un método dialéctico. En estos momentos lo que determinaba un acercamiento marxista a una cuestión, en la práctica o en la teoría, tenía que ver con el método dialéctico en tanto en cuanto «guía para la acción»; ya al inicio del texto Rosental nos brinda el ejemplo de la evolución de los koljoses, como método dialéctico marxista empleado en un caso práctico. Por ello, es cuanto menos curiosa la oposición que realizan los marxistas «antidogmáticos» o antisoviéticos entre el diamat, dogmático y fosilizado, con un método dialéctico vivo y creativo, cuando fue precisamente el diamat soviético el que más hizo por defender y desarrollar la existencia de un método dialéctico universal y aplicable a todos los campos.
El tono general de la obra desprende el aroma de esquemático del que se suele acusar a las obras doctrinales de esta época. Afirmaciones a brocha gorda sobre la historia de la filosofía y abstracciones violentas que eliminan las sutilezas y los matices con tal de mantener una coherencia retórica o teórica simple. Estos métodos expositivos sin duda reducen la sustantividad filosófica o el rigor de la obra, pero, conjugando el texto con su orientación y efectos prácticos cabe la posibilidad de «darle la vuelta» y vindicar este tipo de doctrinas como totalmente racionales y políticamente útiles. Esto bien merece un desarrollo.
En los años 40 se dieron varios debates en torno a la historia de la filosofía, tal como hemos señalado previamente. ¿Cuál era el quid de estos debates? La continuidad y la discontinuidad en la tradición filosófica marxista. El tercer volumen de la Historia de la filosofía (1943) dirigida por Alexandrov, Bijovski y Iudin fue reprobado, mientras que Historia de la filosofía occidental (1946) del mismo Alexandrov fue objeto de la repulsa oficial del Comité Central. La falta de estas obras era, según Zhdánov, no resaltar suficientemente la discontinuidad entre la filosofía clásica alemana, idealista, y el marxismo, pasando por encima del nervio «partidista» de la filosofía marxista-leninista, y relativizando la discontinuidad esencial (el «salto cualitativo») entre el idealismo y el materialismo marxista. Zinovy Beletsky tuvo el arrojo de acusar de esto mismo a Lenin, dicho sea de paso. Cabe imaginar también que, si bien por aquellos años Hegel era un autor ampliamente editado y estudiado –al contrario de lo que se afirma desde la propaganda antisoviética–, la relación entre Hegel y Marx estaba muy mediatizada por la lucha contra el nazifascismo. Este es el contexto en el que Rosental publica Método dialéctico marxista y, por supuesto, se cuidó de no caer en estos «errores»; el libro resalta la discontinuidad, el salto cualitativo, la revolución filosófica, que suponía el marxismo frente a toda la tradición anterior.
Estos episodios, este ambiente de la filosofía académica altamente fiscalizada, puede ser el objeto fácil de las críticas desde la «libertad de pensamiento», o desde un «marxismo creativo», pero se le puede dar una vuelta de tuerca. Si bien consideramos que la heterogeneidad y riqueza del pensamiento soviético es mucho mayor de lo que se enjuicia desde posturas izquierdistas o antisoviéticas, por no decir directamente anticomunistas en algunos casos, tampoco se puede negar que en la relación teoría-práctica, el partinost, a menudo la filosofía veía reducida su sustantividad en cuanto saber. Ahora bien, y he aquí la dialéctica del asunto, este «marxismo encorsetado» bloqueaba el despliegue y el progreso institucional de alternativas abiertamente idealistas y revisionistas en lo fundamental. A toro pasado, como se suele decir, y habiendo vivido las consecuencias del diálogo cristiano-marxista o la teología de la liberación a este lado del «telón de acero», no se ve como tan injustificada la afirmación de Rosental, siguiendo a Lenin, de que «la filosofía idealista está siempre vinculada a la religión, al clericalismo, de una u otra manera es siempre reaccionaria». Estando el mundo académico plagado de ensaladas donde Marx se aliña con Kant o Heidegger, no resulta tan dogmática, sino más bien intuitiva, la pretensión de querer resaltar las discontinuidades y diferencias esenciales entre Marx y el «germánico yugo» del idealismo alemán o sus sucedáneos posteriores.
Más allá de su formato «tosco», pero no por ello irracional tal como hemos argumentado, el manual Método dialéctico marxista es versátil y apto para que los militantes profanos se familiaricen con el método dialéctico, pero también para que sea utilizado como punto de partida para los ya iniciados o expertos de cara a reelaboraciones o reinterpretaciones que lo enriquezcan y desarrollen colectivamente en su lucha política. Por todo ello, desde Tinta Roja anunciamos su próxima reedición, como muestra de nuestra vocación por recuperar el hilo rojo de la historia de la filosofía.
Otra obra sobre la que podemos hacer alguna somera aportación es Los problemas de la dialéctica en «El Capital» de Marx.Cuya introducción ha sido transcrita en formato web por los compañeros de esta misma casa, Para la Voz. [Disponible en: https://paralavoz.com/el-alcance-filosofico-de-el-capital-de-marx-m-m-rosental-1961/ 3 La mera existencia de esta obra, editada en ruso en 1955, echa por tierra ese lugar común ciertamente extendido, donde las obras fundamentales de Marx como El Capital no se estudiaban y trabajaban en la Unión Soviética. La cuestión aquí es que Rosental, ya antes que otros filósofos más reconocidos, había abordado el método dialéctico de Marx en El Capital y, de hecho, ya había publicado en 1933 un artículo titulado «Elaboración de las categorías de esencia y fenómeno en “El Capital” de Marx». No es difícil encontrar artículos publicados en Bajo la bandera del marxismo durante los años 30 donde se trabaja sobre El Capital de Marx; muy a pesar de que, según Maximilien Rubel, Marx supuestamente era un «autor maldito» en la URSS «de Stalin».Ironías de la historia, Rubel plasmó su descontento con el olvido al que estaban sometidas las obras de Marx y Engels en la URSS en los Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (órgano que, como reconoció la propia CIA años más tarde, estuvo financiado y promovido por ella), mientras que en 1955 el Instituto Marx-Engels-Lenin-Stalin dependiente del CC del PCUS publicaba cuatro tomos de las obras de Marx y Engels. 4Es de por sí evidente que El Capital era una obra muy leída y estudiada en la URSS, aunque el antisovietismo ambiente imperante nos incline a pensar lo contrario.
Adentrándonos en la obra propiamente dicha, Rosental nos recuerda que
El carácter crítico revolucionario, el espíritu de partido del método marxista, se manifiesta en forma sumamente variada. Lo decisivo en este sentido es la aptitud de dicho método para ofrecer un análisis crítico de los procesos reales, que arranca implacablemente las apariencias superficiales engañosas que encubren los fenómenos de la vida y desnuda a esta hasta en sus fundamentos más secretos.Rosental, Mark, Los problemas de la Dialéctica en «El Capital» de Marx, Grijalbo, México, 1960, p. 453 5
Rosental recorre en este libro toda una serie de cuestiones que todavía hoy, bajo las discusiones académicas en torno al fetiche, la mistificación o la filosofía en El Capital, rellenan decenas y decenas de papers. En un momento en el que parece que soplan vientos a favor del estudio de El Capital y otros textos de la economía política marxista, no existe ningún motivo para no visitar esta obra de Rosental.
A modo de conclusión, podríamos definir a Rosental como un filósofo fundamental en la historia de la filosofía soviética y, por ende, importante en la tradición marxista histórica. Su labor en la divulgación del marxismo, así como sus contribuciones teóricas en campos diversos o su influencia en filósofos mucho más reconocidos como Évald Ilienkov, nos obliga a recordarle y, cómo no, homenajearle mediante el estudio. La militancia de Tinta Roja, a través de este escrito, y de la próxima reedición de Método dialéctico marxista –y quién sabe si en el futuro hablaremos de otras reediciones e incluso ediciones inéditas–, quiere poner en valor a Mark Rosental y, con él, a toda una tradición sobre la que se ha impuesto un relato oscurantista, alejándonos de todo un acervo político de gran valor, que nunca nos sobra.
Notas:
- Puede leerse sobre el proceso en el Proyecto Filosofía en Español: https://www.filosofia.org/urss/index.htm#f47
- Valdera Gil, Juan Miguel, Fundamentos del Sistema Soviético de Estratificación social. Tesis doctoral, Universidad de Granada, 2024, p. 176. [Disponible en: https://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/35212/2446398x.pdf?sequence=1&isAllowed=y]
- Cuya introducción ha sido transcrita en formato web por los compañeros de esta misma casa, Para la Voz. [Disponible en: https://paralavoz.com/el-alcance-filosofico-de-el-capital-de-marx-m-m-rosental-1961/
- Ironías de la historia, Rubel plasmó su descontento con el olvido al que estaban sometidas las obras de Marx y Engels en la URSS en los Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (órgano que, como reconoció la propia CIA años más tarde, estuvo financiado y promovido por ella), mientras que en 1955 el Instituto Marx-Engels-Lenin-Stalin dependiente del CC del PCUS publicaba cuatro tomos de las obras de Marx y Engels.
- Rosental, Mark, Los problemas de la Dialéctica en «El Capital» de Marx, Grijalbo, México, 1960, p. 453