I. Breve biografía
El 28 de octubre de 1999, hace 25 años, moría en su ciudad natal, El Puerto de Santa María, el escritor y poeta comunista Rafael Alberti. Nacido en 1902, se trasladó a Madrid con su familia en 1917 y encontró en la pintura su vocación, inspirado por el arte vanguardista de la época. Con alrededor de 20 años de edad, llegó incluso a exponer sus cuadros en el Salón de Otoño y en el Ateneo de Madrid.
En 1920 muere su padre y su necesidad expresiva y vocación artística lo llevan a adentrarse en la poesía. En 1924 escribe su primer poemario Marinero en tierra, con el que conseguiría el Premio Nacional de Literatura, y a partir de entonces desarrolló una fructífera carrera literaria, siendo uno de los más destacados escritores de la Generación del 27.
A finales de los años 20, Alberti participa en las protestas estudiantiles contra la dictadura de Primo de Rivera y comenzaría su militancia en el joven Partido Comunista de España. Desde entonces, su compromiso político con la causa de la clase obrera y del comunismo se vería reflejado en su obra hasta su muerte.
En 1930 conoció a la que sería su mujer, la escritora María Teresa León, con quien fundaría la revista revolucionaria Octubre en 1933. La pareja viajó en varias ocasiones a la Unión Soviética, y participó del Congreso de Escritores Soviéticos de 1934. Además, durante la guerra civil ambos participaron e impulsaron la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura, la revista El mono azul y las Guerrillas del Teatro, entre otras cosas.
Tras la guerra, Alberti y León se exiliaron en Argentina, después de un breve paso por Francia. En 1963 se mudaron a Roma, y tras la muerte de Franco regresaron a España en 1977. Al morir, las cenizas de Alberti fueron arrojadas al mar, tal y como él, en su primer poemario, había dejado escrito:
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
[…]
II. Octubre
En la pequeña antología que presentamos a continuación, recuperamos los escritos que Alberti publicó en la revista Octubre, cuyo subtítulo era «Escritores y artistas revolucionarios», fundada y dirigida por él y por León. Se publicaron seis números entre junio de 1933 y abril de 1934, y en ella colaboraron autores como Antonio Machado, Pascual Pla y Beltran, Emilio Prados, Ramón J. Sender o Luis Cernuda.
En cada número, antes de empezar los artículos, una nota deja clara la posición de la revista: «OCTUBRE está contra la guerra imperialista, por la defensa de la Unión Soviética, contra el fascimo, con el proletariado». Su primer número lo abría una carta de Engels escrita en 1885, a la cual le pusieron el título «Engels y la literatura socialista».
Además de la colaboración de varios de los escritores más importantes de su época y de la recuperación de textos de Engels o Lenin, publicaron la traducción de textos de Lunacharski, Gorki y Ehrenburg, así como cuentos y poemas de obreros españoles y soviéticos.
Octubre, aunque cesó su actividad en abril de 1934, fue una herramienta que facilitó el agrupamiento de escritores, artistas e intelectuales en torno a la causa de los trabajadores en los intensos años que la lucha de clases tomaría en la segunda mitad de la década. Fue un antecedente del viraje político y de la toma de compromiso que buena parte de los escritores e intelectuales de la época vivirían en los últimos años de la república, especialmente a raíz del impacto que la Revolución de Asturias tendría entre la intelectualidad española hasta el estallido de la guerra civil.
Recuperamos, en esta breve antología, los textos firmados por Alberti publicados en Octubre. Curiosamente, en el primer número no hay un texto de su autoría, aunque podemos intuir que la «Antología folk-lórica de cantares de clase» que se incluye está realizada por él.
En el número 2, aparece un breve poema suyo denunciando la amenaza que se cernía sobre la Unión Soviética. El poema de Alberti que aparece en el número 3 alienta a los obreros a estudiar y luchar en favor de la causa revolucionaria. El número 4 y el 5 se publicaron juntos, en una edición extraordinaria marcada por la traducción de varios textos traídos de la Unión Soviética. A diferencia de sus anteriores poemas, el que aparece en este número parece tener un título: «Un fantasma recorre Europa…». Por último, en el número 6, en lugar de un poema, aparece un fragmento de su obra de teatro Farsa de los Reyes Magos, al que le pone el subtítulo de «El Espantapájaros».
Esperamos, en fin, que esta pequeña antología de textos sirva como homenaje al gran escritor y militante comunista, Rafael Alberti, así como una forma de recuperar el hilo rojo de nuestra historia y de animar al estudio y recomposición del vínculo entre los escritores y artistas con la causa revolucionaria de la clase obrera.
Número 2 de Octubre
Allí la paz trabaja el horror a la guerra.
Labora allí la paz,
bloqueada de perros que por dientes enseñan bayonetas.
Y contra ese país
se construyen cañones,
se alimentan caballos,
se llena el mar de buques,
el viento de aviones,
y contra su aire puro,
contra sus hombres puros se preparan los gases de la muerte.
¿Conoces, camarada,
conoces tu país?
De él te viene la estrella que en la lucha te guía,
la fuerza que tu sangre reclama en cada hora.
¿Lo conoces tú bien?
Escucha. Se oyen balas contra la Unión Soviética.
Número 3 de Octubre
A luchar sin descansar,
trabajadores.
¡Sí!
Que de la tierra y de la mar
seremos los vencedores.
A estudiar para luchar,
trabajadores.
¡Sí!
Que ni en la tierra ni en la mar
quedarán explotadores.
Y en el viento se sentirá latir
la bandera de la Revolución.
¡Compañeros, uníos y seguid
la luz de los vencedores!
Y en el viento nuestra marcha abrirá
los caminos que van al porvenir.
¡Proletarios, en pie para luchar
contra los explotadores!
A luchar sin descansar,
trabajadores.
¡Sí!
Que de la tierra y de la mar
seremos los vencedores.
¡A estudiar para luchar,
trabajadores!
Acampemos bajo el sol
de las praderas.
¡Sí!
Bajo la sombra y el temblor
de los montes y riberas.
Y a estudiar para saber
qué son los ríos.
¡Sí!
Qué son las nubes y el llover,
la luz, el aire y los fríos.
De los libros recoged y arrancad
letra a letra lo que nos lleve al fin.
¡Camaradas, llegó la pleamar
para la cultura obrera!
¡Todo es nuestro! Las artes, la razón
de la ciencia, la Historia Natural.
¡Proletarios, repetid la canción
de la primavera obrera!
Acampemos bajo el sol
de las praderas.
¡Sí!
Bajo la sombra y el temblor
de los montes y riberas.
¡Acampemos bajo el sol
de las praderas!
Número extraordinario 4-5 de Octubre
Un fantasma recorre Europa…
…y las viejas familias cierran las ventanas,
afianzan las puertas
y el padre corre a oscuras a los bancos
y el pulso se le para en la Bolsa
y sueña por la noche con hogueras,
con ganados ardiendo,
que en vez de trigos tiene llamas,
en vez de granos chispas,
cajas,
cajas de hierro llenas de pavesas.
¿Dónde estás,
dónde estás?
Nos persiguen a tiros.
¡Oh! Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.
¿Qué es esto?
Cerremos,
cerremos pronto las fronteras.
Vedlo avanzar deprisa en el viento del Este,
de las estepas rojas del hambre.
Que su voz no la oigan los obreros,
que su silbido no penetre en las fábricas,
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.
¡Detenedle!
Porque salta los mares,
recorriendo toda la geografía,
porque se esconde en las bodegas de los barcos
y habla a los fogoneros
y los saca tinazados a cubierta
y hace que el odio y la miseria se subleven
y se levanten las tripulaciones.
¡Abrid,
abrid las cárceles!
Su voz se estrellará contra los muros.
¿Qué es esto?
Pero nosotros lo seguimos,
lo hacemos descender del viento Este que lo trae,
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,
lo sentamos a la mesa del campesino pobre,
presentándolo al dueño de la fábrica,
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,
hablar con los soldados y los marineros,
ver en las oficinas a los pequeños empleados
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.
Un fantasma recorre Europa,
el mundo.
Nosotros le llamamos camarada.
Número 6 de Octubre. «El Espantapájaros», fragmento de la obra Farsa de los Reyes Magos
(El OBRERO hace el canto del gallo. El ACEITUNERO, desde su escondite, tira de la cuerda y queda pendiente, interceptando el camino, un gran espantapájaros. Por una cara representa la figura de un bolchevique: gorro de astracán, un largo capisayo, botazas, bigotazos rojos de estopa, una estrella en el pecho, y en la mano, una hoz y un martillo. El ESTUDIANTE con una voz cavernosa y terrible, hablará por el espantapájaros. El ACEITUNERO le dará expresión y movimiento).
EL CURA Y EL AMO:
¡Oooooh!
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Aquí, señores, estoy yo!
EL AMO (Cayendo de rodillas, tembloroso):
El bolchevique, el bolchevique,
el bolchevique, señor cura.
Ya tengo fiebre, calentura,
me aprieta el vientre, tengo flato.
Se me olvidó el bicarbonato.
Suplique, padre, al Padre Eterno
que abra la boca del infierno,
y que me quite de la vista
al bolchevique, al comunista.
Grite, arrodíllense, suplique…
EL CURA (Arrodillándose y haciendo la señal de la cruz):
Huye, demonio bolchevique.
Deja a este pobre desgraciado
que es un rentista arruinado.
Vete de aquí, Dios te lo manda,
con tu nefasta propaganda.
Y deja a España, te conmino,
con su católico destino.
Que sí, que no, que sí, que no…
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Oooooh!
¡Por los dineros vengo yo!
EL AMO (Suplicante):
Perdone usted, soy un mendigo,
el señor párroco es testigo.
Puedo ofrecerle un burro muerto
y un buey anciano patituerto.
Mis olivares, mis cabríos,
se me arrasaron con los fríos.
Al perejil y la canela
les dio la muerte la viruela.
Al colipavo y la gallina
me los mató la escarlatina.
Y de una en una mis manzanas
se las llevaron las tercianas.
EL ESPANTAPÁJAROS:
¿Y el toro pinto, y el cabróóóón?
EL AMO:
¡Se los comió el sarampióóón!
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Uuuuuuh!
¡Os llevo presos a Moscúúúú,
en nombre de la G. P. U.!
EL CURA Y EL AMO:
¡Piedad, perdón!
EL CURA:
Don bolchevique,
no se avinagre, no se pique.
Todos mis bienes son latines,
un par de sucios calcetines,
cuatro novenas, diez sermones,
trescientas diez genuflexiones,
ayunos, toques de campana
y esta pobrísima sotana.
¡Por don Lenín y su señora,
tómela, es suya desde ahora.
(Se quita la sotana y la lira, temeroso, a los pies de El ESPANTAPÁJAROS, quedando con unas impropias y ridículas enaguas blancas)
EL ESPANTAPÁJAROS (A el Amo):
¡Oooooh!
¡Sus pantalones quiero yo!
EL AMO (Quitándoselos y quedando en calzoncillos):
Y mi chaqueta, señor mío,
aunque me muera aquí de frío.
EL CURA:
Y mi bonete.
EL AMO:
Y mi tirilla.
EL CURA:
También mi helada coronilla,
que es lo mejor que Dios me dio.
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Uuuuuh!
¡Oooooh!
EL OBRERO:
Kikírikíííí!
(Da la vuelta EL ESPANTAPÁJAROS y aparece por la otra cara la figura de un grande y gordo señor, vestido de frac y con sombrero de copa. El ESTUDIANTE finge una voz afeminada).
EL AMO:
¿Quién va?
EL CURA:
¿Quién es?
EL ESPANTAPÁJAROS:
¿Qué pasa aquí?
EL AMO:
¿Es el notario?
EL CURA:
¿Es el doctor?
EL AMO:
¿El nuevo juez?
EL CURA:
¿El inspector?
EL ESPANTAPÁJAROS:
Soy el señor Gobernador.
EL AMO:
Muy buenas noches, excelencia.
Es un abuso…
EL CURA:
Una indecencia…
EL AMO:
Un atropello…
EL CURA:
¡Exactamente!
EL AMO:
…que en calzoncillos y al relente…
EL CURA:
…y en una noche como esta,
noche de Reyes y fiesta…
EL AMO:
…sin que un por qué lo justifique,
un comunista, un bolchevique…
EL CURA:
…con una hoz, con un martillo…
EL AMO:
… ¡me haya dejado en calzoncillo!
EL CURA:
…¡y sin sotana a mí, excelencia!
EL AMO:
Es un abuso.
EL CURA:
Una indecencia.
EL ESPANTAPÁJAROS:
¿Y cuánto, amigos, cuánto, cuánto?
EL AMO:
¿Cómo que cuánto?
EL ESPANTAPÁJAROS:
Quiero un tanto.
EL AMO:
¿Un tanto? ¿Cómo?
EL ESPANTAPÁJAROS:
Un tanto quiero.
EL AMO:
¿Que quiere un tanto?
EL ESPANTAPÁJAROS:
De dinero.
EL AMO:
Es tanta, tanta, mi ruina…
Puedo ofrecerle una gallina,
limones, peras, acerolas,
apios, acelgas, escarolas
y un cesto lleno de alcauciles…
EL ESPANTAPÁJAROS:
Yo, en cambio, a usted, guardias civiles
para matar al comunista.
EL CURA:
Le felicito, si es fascista.
EL AMO:
Tal vez entonces pueda darle…
EL CURA:
Diga más bien, señor, firmarle…
EL AMO:
Digo, firmarle…
EL ESPANTAPÁJAROS:
Cien mil…
EL AMO:
¿Cien?
EL ESPANTAPÁJAROS:
Cien, no, cien mil…
EL AMO:
¿Qué?
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Duros!
EL AMO:
¿Quién?
¿Yo cien mil duros? ¡Panderetas!
EL CURA:
Puede firmarle mil pesetas.
EL AMO:
Mil, no. Cincuenta solamente.
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Pues morirás, terrateniente!
(Da la vuelta, y aparece otra vez la figura del bolchevique).
EL ESPANTAPÁJAROS (A el Amo):
¡Oooooh!
¡A ti te mato con la hoz!
(A el Cura):
¡Uuuuuh! ¡Bajo el martillo muere tú!
EL AMO:
¡Socorro!
EL CURA:
¡Auxilio!
EL AMO:
¡A mí, excelencia!
EL CURA:
¡A mi, divina Providencia!
EL AMO:
¡No cien mil duros, tres millones,
mi capital, mis plantaciones,
excelentísimo señor,
si me socorre…
EL CURA:
¡Por favor!
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Uuuuuh!
EL CURA:
¡Don Satanás, don Belcebú,
don Belcebú, don Satanás,
con esta cruz perecerás!
(Dibuja en el aire la señal de la cruz).
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Uuuuh!
¡Oooooh!
(Levanta el brazo rígido con la hoz y el martillo, para matarlos).
EL AMO Y EL CURA:
¡Que no, Jesús! ¡Jesús, que no!
EL ESPANTAPÁJAROS:
¡Oooooooh ¡Se acabóóóóóóóó!
(Cae desplomado al suelo en el instante en que EL AMO y EL CURA, recogiendo, rápidos, sus ropas, desaparecen huyendo).